La música de Caifanes “explotó” en Quito
Parecía un sueño. Y se cumplió. Es lo que los seguidores de la banda mexicana Caifanes habían anhelado desde hace más de 20 años. Escuchar “en vivo” al grupo con sus temas clásicos, los que no dejaron de corear en toda la noche del pasado miércoles 12 de junio en el Ágora de la C.C.E de Quito.
Fue una perfecta “primera vez” en el país. Saúl Hernández, líder y vocalista de la agrupación legendaria se encargó de calentar la temperatura con “Afuera”, hit con el que el Ágora acompañó al grupo en un viaje a inicios de los 90.
Sin embargo, “Afuera” sonó distinto, fue una nueva versión de adentro, por su sonido en vivo y lleno de arreglos modernos, como para afianzar en el escenario esta segunda etapa que vive Caifanes, que inició hace ochos años (2011) cuando se volvieron a juntar.
Continuaron con “Viento”, clásico que sopló y refrescó a más de un fan que lo puso a cantar, y con su teléfono celular para fotografiarlos o filmarlos, algo que jamás habría hecho en los años 90 cuando la tecnología no lo permitía.
Saúl agradeció en nombre de la banda, estar en Ecuador, a lo que calificó como “un sueño hecho realidad para Caifanes”. Por las mismas, lanzó “Nubes” (1992), tema que tiene 27 años y que aún suena moderno, con su influencia latina que motivó a moverse en su lírica: “vamos a dar una vuelta al cielo para ver lo que es eterno”.
Y sí, aquella vuelta al “cielo” era una fiesta que apenas iniciaba, mientras Caifanes hacía lo suyo con ganas. Lamentablemente la acústica del lugar no ayudaba mucho, lo que motivó algunas quejas de los asistentes. Como José Luis Quiros, peruano residente en Ecuador. “Los escucho desde los 90, son una excelente banda, pero no me gustó el sonido”, comentó.
Fiel a su filosofía ambiental, Hernández cantó “Tortuga”, no sin antes enfatizar sobre la importancia de todas las formas de vida animal.
Caifanes, como grupo, se sintió cómodo en el escenario. Había momentos en que Saúl solo cantaba, y abandonaba la guitarra, mientras que Diego Herrera (tecladista), dejaba su puesto para tocar el saxofón con soltura.
Conforme al ambiente, la gente demostró que tenía ganas de saltar y así lo hizo con “Para que no digas que no pienso en tí”, melodía ritmica y fuerte que hizo que las cabezas se confundan entre la multitud.
La conciencia social se hizo presente con “Antes de que nos olviden”, canción dedicada a las víctimas de Tlatelolco, México en 1968. Mientras la interpretaban, imágenes relativas a este hecho, y otros similares en la región aparecieron en las pantallas del escenario.
Continuaron con “Heridos”, su nuevo tema que presentaron oficialmente al público ecuatoriano respondió positivamente. “Esto es de nuestra nueva etapa, es parte de nuestra historia, de nuestra vida”, manifestó Saúl con ánimo.
Pero no solo fans de Ecuador presenciaron el show. También el “Síndrome INC”, nombre como se hace llamar un animado grupo de amigos originarios de Ipiales, Nariño, Colombia, por sus iniciales, que no dudó en venir a Quito desde el vecino país.
“Somos fans desde hace 20 años. Hasta arrendamos un bus para venir desde Ipiales, Pasto y La Unión”, comentó Xavier Benalcázar, acompañado del grupo.
La celebración, continuó temas como “Mátenme porque me muero”, que movió las fibras emocionales de todos por su sonido nostálgico, hasta llegar a “Perdí mi ojo de venado”, otro de sus clásicos. “Me gusta mucho la letra de esa canción, los escucho desde que era una niña”, afirmó Cristina Cordova en medio del recital.
La despedida parecía llegar con “Aquí no es así”, no sin antes el mismo Saúl Hernández presentar a los demás miembros de la banda, como Alfonso André, quien lució una camiseta con el nombre de la banda; Diego Herrera en los teclados, Sabo Romo en el bajo, y el guitarrista Rodrigo Baills.
El viaje melódico que Caifanes propuso fue creciendo y creciendo en cada canción, hasta llegar al clímax con sus himnos más populares como “No dejes que...” y “La célula que explota”, en donde la emoción del público “explotó” en el Ágora. Así, la “fiesta caifana” culminó a ritmo de cumbia con sabor a rock de “La Negra Tomasa” que puso a bailar a algunos. Sin duda, un clásico que marcó su historia en el mundo de la música.
Caifanes se despidió con una bandera tricolor de Ecuador en el micrófono, y agradeció a todos en un abrazo. Sus seguidores esperan que vuelvan en una próxima vez, por lo que desde ya cantan: “No dejes que ...nos coma el diablo amor, que se trague tu calor, que eructe mi dolor”. (I)