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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Beerfest: Portazo Bonito y Aire de Jah hasta el fondo de los Sanitarios (Galería)

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Cuando a las 20:30 se reportó un portazo en el Centro de Convenciones, los sensores de calidad del Beerfest empezaron a tambalear en el auditorio que este 27 de noviembre acogió a las bandas internacionales Jarabe de Palo, Gondwana y Caramelos de Cianuro, y a las locales Armada de Juguete y Bmol.

Eran cientos de fanáticos que se aglomeraron y tumbaron la cerca principal del concierto después de perder la paciencia por la espera; más de uno salió golpeado y uno que otro, insultado. A esa hora, casi nadie había entrado a “la bodega”, como en otrora presentación bautizaría al antiguo aeropuerto el mexicano Adal Ramones.

Sin embargo, la promesa era empezar a las 21:00 con la primera banda internacional. Esto significaba que media hora antes, los dos grupos teloneros ya debían haber cumplido con su show de tres canciones. No pasó. Aun así, tampoco empezaron tarde, o bueno, no si se les otorgan los correspondientes 15 minutos de gracia.

Con la gente adentro a las 21 más cuarto, llenando casi al 100% las dos localidades disponibles, el Beerfest dejó claro que si algo necesitaba Guayaquil era lo que propuso: rock latino, reggae, rock clásico alternativo y, por supuesto, algo nuevo para la audiencia mayoritaria, que se selló con el ska de Armada de Juguete.

Agua y saxo, exquisita mezcla
Sin su tradicional bajista mujer, pero con el vigor de un rockero apasionado, Pau Donés saludó a Guayaquil con música. Es una ciudad en la que no había cantado hace 12 años y lo reconoce: La última vez que estuvimos aquí, muchos de ustedes debieron ser adolescentes o unos niños.

Estalló el Centro de Convenciones recién a los 15 minutos de su entrada con Depende, quizás porque la gente aún no entendía por qué no hubo hasta ese momento teloneros o tal vez porque abrió con canciones menos conocidas de su repertorio.

En vip, el sonido tuvo un nivel de calidad, pero gente que llegó a pista, como Daniela Mantilla, se quejó de que cuando el español hablaba, no se escuchaba con potencia su voz y “casi nada se le entendía”.

Es decir, para los de la general, Pau solo balbuceó en intervalos de sus canciones, punto en contra para los organizadores por no prever ese aspecto del espectáculo, pues si bien cada espectador paga por ver de cerca o de lejos, todos merecen un buen sonido para que la actuación sea del todo memorable.

El saxofón de Jarabe de Palo es subliminal. No hay otra forma de describirlo, o bueno, sí la hay, pero sería exageración; merecida, cabe recalcar: perfección.

El músico a cargo es Jimi Jenks, un afrodescendiente con todo el ritmo y tesón que esta raza le hereda. Acompañó a Pau en el show y tuvo su momento protagónico en Agua, aquella canción grabada en 1998 que recuerda que la friendzone no es algo de ahora. Se lució también en Somos, que cerró la presentación de Jarabe de Palo tras una falsa despedida del escenario y luego de que el público haya coreado a todo pulmón Dos días en la vida, El lado oscuro y La Flaca.

Gracias al dominio escénico de Pau y a la coordinación a veces coreográfica con sus músicos, la banda de 18 años tiene ganado un boleto a la popularidad por muchas generaciones más.

 

Teloneros inesperados
El español anunció en tarima que lamentaba que los teloneros no se presentasen por problemas técnicos, pero que les dedicaba parte de su presentación. Sin embargo, para sorpresa del público, los chicos de Bmol y los de “Caramelos de Juguete”, como llamó Pau a los de Armada, sí llegaron, en segundo y tercer lugar, respectivamente.

Con dos vientos que completaban una banda completa, Bmol se presentó, a las 22:40, queriendo impactar al púbico, lo que lamentablemente no logró después de Jarabe de Palo, que ya lo había estremecido por más de una hora. Hicieron una versión de Me gusta, de los colombianos Aterciopelados, y, emocionados, se tomaron el tiempo de presentar a cada uno de los músicos, como lo hiciera la primera banda internacional durante su show.

Le siguieron los músicos de Armada de Juguete, con recorrido vasto en la escena under, pero nuevos para un público acostumbrado a lo tradicional. Ellos sirvieron ska con barra de fans incluida, y sí, si bien muchos tardaron en asimilar la potencia de los vientos de esta banda, otros muchos se dejaron llevar por ese ritmo más rápido que el reggae en vip, inventando pasos de baile, tarareando parte de los coros... Los de pista, duchos ya en el asunto, armaron el mosh típico del ritmo que representa la banda, que cerró con su clásico Ella me gusta.

 

Un show verde, amarillo y rojo
Para Gondwana, que llegó casi a medianoche, ya había cansancio. Gente sentada y acostada podía apreciarse en todas las localidades, que a esa hora ya se veían un tanto despejadas.

Fue la primera vez que los chilenos pisaron Guayaquil, por lo que en su presentación no faltaron clásicos como Felicidad, Sentimiento original, Ignorancia y Verde, amarillo y rojo, que conjugó perfecto con la iluminación casi hipnótica que adornó su presentación.

El grupo cerró a la 01:05 con un cover de Could you be loved de Bob Marley, el padre del reggae que cantan desde hace 27 años.

Caramelos de Cianuro fue el último polvo
La pista quedó prácticamente vacía a las 02:00, cuando Caramelos de Cianuro tomó la batuta, con un público cansado de intervalos demasiado prolongados por ajustes de instrumentos, y del humo del tabaco y de la marihuana que se prendió sin control durante todo el Beerfest.

Ya habían venido en mayo de este año. En principio, Sanitarios sonó para animar a los sobrevivientes, pero menguaron las energías de la mitad del auditorio, que poco a poco, y casi de forma desapercibida, se rindió ante la fatiga y abandonó el lugar, esto pese a los impecables esfuerzos del vocalista, quien obviamente contó con esa fanaticada fiel que aguantó hasta las 03:00 y vio estrenarse en escenario Tú eres de esas, un tema que promete adeptos, a juzgar por los gritos y aplausos.

El show fue alabado en redes por unos y criticado por otros, al final, queda a los organizadores la experiencia y la aceptación de todas las observaciones para futuras planificaciones.

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