El reto de cualquier cantante o grupo es lograr que después de lanzar un disco el que lo escuche se quede con ganas  de más y espere por una nueva producción. Es lo que consiguió hace dos años el dúo Beach House con su álbum Teen Dream.

Aquel aire retro, la voz lánguida y perezosa de su vocalista Victoria Legrand, que resuena entre los acordes de la guitarra que su compañero Alex Scally toca -complementado con la forma de vestir (él una barba espesa y los flequillos, mientras ella usa cabellera larga que evoca la época hippie)-, se han convertido en su carta de presentación para calar en el gusto de quienes buscan escucharlos.

Y todo eso lo conservan en su nuevo material Bloom, del que se desprenden diez temas y con el que, según Scally, están abiertos a la “imaginación del oyente”.

“Cada persona puede decidir qué significa”, explicó el integrante de esta banda afincada en Baltimore (EE.UU.) sobre su nuevo disco, en el que valora el uso de la “intuición” para comprender unas composiciones que “tienen muchas formas de entenderse”, a diferencia de aquellas que trazan un camino de sentido único.

“Queremos que dos personas se pongan los cascos a la vez y una llore mientras la otra sonríe. Así tiene que ser la música, abierta”, agrega el músico, que comparte protagonismo en la formación con la cantante de origen francés Legrand, responsable de cada una de las “letras abstractas” que copan “Bloom”, a la venta desde esta semana; al mismo tiempo se encuentra disponible en “streaming” desde hace unos días, después de que se filtrara a Internet.

Algo que no le preocupa a Scally, quien entiende que ocurre con la mayoría de los lanzamientos y que sólo lamenta que haya quien escuche los cortes en baja calidad. “Quizás sea la razón de que más gente vaya a tus shows”.

Coproducido por ambos, junto a Chris Coady (colaborador de TV On The Radio y Grizzly Bear), según Scally este disco pretende reflejar en su título esa multitud de significados. “Podría ser un florecimiento de algas en el océano que te quitase la vida o una flor creciendo, muriendo y floreciendo al año siguiente, como un ciclo”.

Ambos artistas cuentan que el año y medio que dedicaron a presentar el aclamado Teen Dream también les sirvió para ir acumulando las ideas y experiencias que más tarde agruparon y desarrollaron en los Sonic Ranch Studios de Tornillo, Texas, y en las instalaciones de Electric Lady, en Nueva York.

Manteniendo su orientación hacia el “dream pop”, Legrand y Scally facturaron un álbum en el que “cada canción cuenta una historia”, respondiendo a las preguntas que plantean de forma “narrativa”, a diferencia de sus temas antiguos, que sólo reflejaban un “estado” o “sentimiento”.

En esta producción el entramado instrumental, forjado mayoritariamente a través del órgano de la cantante y la guitarra de su compañero, fue ideado en el local de ensayo entre los dos. “Si necesitábamos un piano ahí, lo metíamos. Así es como íbamos construyendo, sobre una pequeña idea”, relata Legrand.

Ese entendimiento mutuo es, precisamente, uno de los puntos fuertes de Beach House, en opinión de Scally, quien asegura que el hecho de no contar con más componentes les evita tener que preocuparse de otros “egos” a la hora de escribir las canciones.

“En muchos grupos ves que el bajo está tocando sólo porque está en la banda, no porque la canción necesite lo que está haciendo. Nosotros solo incluimos las partes que necesitamos”, afirma el responsable de temas como Zebra y Myth.

Admirador de trabajos como Blonde On Blonde, de Bob Dylan; Pet Sounds, de The Beach Boys, y Hunky Dory, del británico David Bowie, el guitarrista explica que Equal Mind, la “cara b” de su nuevo disco, “no encajaba” con el resto del CD y fue presentado el pasado 21 de abril coincidiendo con el Record Store Day en una edición especial que fue editada en formato de vinilo 12 pulgadas, otra muestra de que Beach House se deja llevar por los viejos tiempos.