Compañero entrañable de la bohemia, amigo fiel ante el desamor, la soledad y la tristeza. Juan Gabriel dejó ayer este mundo convertido en un mito de la música mexicana, primero, y latinoamericana, luego.

Por ahora, lo único que se sabe a ciencia cierta es que sufrió un fulminante infarto en su residencia en Santa Mónica, en Estados Unidos. De allí salió la noticia que alteró los portales web y las redes sociales del planeta, en una apacible tarde de domingo.

Alberto Aguilera Valadez, el verdadero nombre del ‘Divo de Juárez’, nació el 7 de enero de 1950. Con ‘Hasta que te conocí’, ‘Querida’ o ‘Así fue’, los padres de los millennials se enamoraron y casaron.

Sus “hijos” heredaron ese gusto y, al menos en Ecuador, no hay universitario que no haya trasnochado y disfrutado con sus melodías, quizás dedicándolas a una expareja.

Pero la grandeza de Juan Gabriel no solo quedó registrada en el imaginario colectivo. Fue filmada. Hay un mítico concierto suyo ofrecido en el Palacio de Bellas Artes del DF grabado y subido a YouTube.

Cuando en ese recital canta ‘Hasta que te conocí’, se suscitó una explosión de energía. La intervención dura casi 10 minutos y termina con un popurrí. La orquesta lo sigue y, en lo que parece una improvisación, los músicos se levantan una y otra vez de sus asientos, obviamente, al ritmo que imponía Juan Gabriel.  

En 2009, la Academia Latina de la Grabación lo nombró Persona del Año del Latin Grammy.  Vendió más de 100 millones de álbumes, convirtiéndose en uno de los artistas más prolíficos y exitosos de la historia. (I)