Maquillados hasta la muerte
Después de trabajar varios años en una funeraria en Ecuador, al chileno José Fortunate le encomendaron una tarea que pocos se atreverían a realizar. Él nunca puso ningún reparo y la cumplió a cabalidad: limpiar de manera exhaustiva a los cadáveres, retrasar su descomposición, vestirlos y maquillarlos. Este conjunto de técnicas que permiten preservar el cuerpo en buen estado se conoce como tanatopraxia. El término proviene del griego thanatos que significa muerte y praxia, práctica. José no solo aprendió este procedimiento, sino que también incursionó en el campo de la tanatoestética que consiste en maquillar a los difuntos para darles una buena imagen.
El propósito es que el fallecido tenga una apariencia natural, pero, sobre todo, tranquila. Quienes se han especializado en este oficio buscan facilitar la conservación del cadáver durante las 24 horas que transcurren desde el momento del deceso. La primera vez que Fortunate tuvo que ‘embellecer’ a un cadáver no conocía nada sobre el tema. Así que se dejó guiar por su sentido común. Maquilló con lo que tenía a la mano y consiguió que el fallecido tuviera una apariencia lo más natural posible. Según Fortunate, la tanatoestética permite que los familiares tengan una imagen, lo más parecida a cómo la persona era en vida. Son ellos quienes solicitan este servicio. “Para que el maquillaje surta efecto, hay que formolizar primero al difunto”, aclara.
¿Dónde aprendió a maquillar a los muertos?
Poco después de que llegué a Ecuador, hace más de 30 años, vi una oferta de trabajo en el periódico. Entonces, me presenté y resultó que se trataba de una funeraria. Así que decidí integrarme. Tenía algunas tareas que realizar, como bajar el cuerpo de la carroza y atender al cliente. Durante unos 6 meses cumplí con este trabajo y después me dediqué a la parte administrativa. Poco tiempo después, comencé a aplicar la tanatopraxia y también el maquillaje a los difuntos.
¿Fue entonces cuando se especializó en esta área?
Sí, en realidad la tanatopraxia es un arte y lo aprendí solo, sin ayuda ni guía. Todo lo que conozco sobre este tema es por la práctica y perfecciono cada vez más las técnicas utilizadas.
¿Recuerda al primer difunto al que maquilló?
Han sido tantos que no recuerdo bien, pero era un hombre. Es difícil acordarse.
¿Cómo consigue que se vean como antes?
Solo con maquillaje, base, polvo...
¿La cara pierde su tonalidad?
Sí, la pierde, eso es un hecho. Por eso es necesario analizar en detalle el color de la piel para que vaya a tono con el maquillaje. Según el motivo del fallecimiento la piel adquiere distintas tonalidades. Con frecuencia, cuando embalsamamos un cuerpo el rostro pierde el color debido a los químicos utilizados.
¿Es posible restaurar el rostro?
Bueno, solo un poco, porque aquí en Ecuador aún no disponemos de toda la tecnología necesaria para alcanzar este objetivo. Cuando la persona ha fallecido debido a un accidente de tránsito se pueden utilizar vendas para sostener el rostro. Todo depende de la causa del deceso.
¿Los peina también?
Claro. Cuando llega el cuerpo a la funeraria, los familiares suelen indicarnos si el fallecido se peinaba para atrás, a un lado o al medio. Hay muchos familiares que me cuentan cómo se veía. La mayoría de ellos quiere que cuando las personas se acerquen al cofre lo recuerden como era. La idea es que no lo vean diferente.
¿Hay familiares que piden que no se lo exponga en el ataúd?
La mayoría quiere que las personas que asisten al funeral puedan observalos para que los recuerden. Son realmente muy pocos los familiares que piden que no se exponga al difunto.
¿Durante el tiempo que trabaja en este oficio, ha experimentado algún incidente fuera de lo común, quizás inexplicable?
No, nunca me ha ocurrido y eso que llevo mucho tiempo en esto.
Hay muchos tanatoprácticos que han presenciado movimientos involuntarios de los difuntos cuando los están preparando para el funeral. ¿Es frecuente este fenómeno?
Sí puede ocurrir y, de hecho, pasa, a veces se eleva una pierna o un brazo. Son los reflejos que quedan.
¿Qué otras tareas suele realizar cuando prepara al difunto?
En ocasiones hay presencia de heces y orina post mórtem, porque el cuerpo pierde todas sus funciones cuando ya no hay vida. A veces ocurre cuando los estamos vistiendo. Solemos limpiarlos y lavarlos, posteriormente les colocamos un pañal. Esto le ocurre a cualquier persona que muere, no importa la edad que tenga, puede ser joven.
En Ecuador, ¿hay muchas personas dedicadas a este oficio?
En Ecuador, en realidad, hay pocos. Para dedicarse a este arte hay que tener vocación, como en todas las profesiones. Eso tiene que gustarte, porque de lo contrario no lo podrás realizar. Tengo que decirle que a mí realmente me gusta este oficio.
¿Nunca ha soñado con el rostro de algún difunto que maquilló?
No, nunca...
¿Qué tipo de maquillaje suele utilizar?
Bueno de todo, tenemos, base, polvo, labiales, sombras. A veces les arreglo las cejas. Los dejo bien.
¿Le teme a la muerte?
No, porque todos vamos hacia allá.
¿Le gustaría que lo maquillen cuando le llegue la hora?
No, prefiero que me cremen.
Cuando no está en la funeraria, en qué ocupa su tiempo. ¿Tiene familia?
Tengo familia, pero le cuento que la mayor parte del tiempo la paso aquí en la funeraria.
El dolor que causa la muerte en los familiares que solicitan los servicios exequiales no le afecta. ¿Cómo maneja este tema?
En realidad sí me afecta, sobre todo cuando se trata de niños. En esos casos es realmente penoso, pero cuando se trata de gente adulta, ya no me apena tanto, porque ya vivieron.
HISTORIA
• En la prehistoria, llama la atención que en lugares de diversos orígenes y muy alejados unos de otros, haya existido el interés por conservar los cadáveres.
• La idea de la continuidad de la vida es la que ha impulsado el progreso de las técnicas de conservación. Se creía que el cuerpo era necesario para el alma.
• Los arqueólogos han hallado restos momificados del Neolítico embadurnados con una suerte de pasta. La conservación era un intento ritual de purificación del cadáver.
ALGUNOS MITOS
La luz al final del túnel
Varias investigaciones abordan el tema de lo que ocurre cuando las personas han sido declaras muertas por segundos y luego cuentan que vieron una especie de túnel oscuro que tenía una luz al final. Este resplandor los llenaba de esperanza, hasta que, de golpe, regresaban a su cuerpo.
Al parecer, según los reportes científicos, esta visión no es real y nada tiene que ver con una vida en el más allá. Para la psicóloga Susan Blackmore, el sentirse dentro de este corredor oscuro con una luz al final, es el resultado del cerebro que procesa la información visual en períodos en que le llega poco oxígeno. En se momento, la función normal de las neuronas se complica. La sensación de bienestar estaría dada por la acción de neurotransmisores como las endorfinas, que se liberan en situaciones de estrés importante.
El miedo a que nos entierren vivos
Uno de los mayores temores de nuestros abuelos era que los enterraran vivos, ya que existía una especie de enfermedad que hacía lucir como muertos a quienes realmente no lo estaban. En la actualidad, ese estado biológico se conoce como catalepsia o muerte aparente y sus síntomas hacen que la persona permanezca inmóvil y sin signos vitales, cuando en realidad está consciente. También se percibe a la catalepsia como un estado biológico en el cual la persona yace inmóvil. Hoy es prácticamente imposible que puedan enterrar a una persona cuando esta todavía tiene vida. Por esta razón, este temor es un mito.
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