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El prototipo —basado en un proyecto francés— tiene, por el momento, fines educativos

Uruguay tiene la impresora 3D ‘más barata’

Santiago Reinoso (i) y Alejandro Lozdziejski muestran su creación en su taller en la capital uruguaya. Foto: AFP.
Santiago Reinoso (i) y Alejandro Lozdziejski muestran su creación en su taller en la capital uruguaya. Foto: AFP.
20 de octubre de 2014 - 00:00 - Agencia AFP

Una impresora 3D para todos. Con esa consigna, un grupo de jóvenes uruguayos creó una impresora que puede ser armada por el usuario y a la que presentan como la más barata de Sudamérica.

“Trabajamos bajo la filosofía maker, que es tener la capacidad de ser independiente y hacer todo vos”, explicó Alejandro Lozdziejski, uno de los socios de Sur3D, integrada por 6 jóvenes que se definen como “un grupo de ingenieros, diseñadores y soñadores”.

“El valor está no solo en usar la impresora sino en aprender además cómo funciona para hacer evolucionar el conocimiento. Nuestro objetivo es llevar la impresión 3D a todos los hogares y centros educativos para que hagan evolucionar el conocimiento y construyan arriba de lo que nosotros hemos construido. Evolucionarlo, hacer adaptaciones para que sea mejor”, añadió.

Con un costo de $ 600 y lanzada en julio pasado, la Smartrap permite imprimir piezas de 13 x 13 x 13 centímetros y apunta a un uso educativo.

En los próximos días planean lanzar al mercado un segundo modelo, a un costo ligeramente mayor. Se trata de una modificación de las Prusa I3 bautizada Mónica y que permite imprimir hasta 21 x 21 x 21 cm; según sus creadores logra una mayor calidad y está orientada a un público adulto, para uso hogareño o profesional.

“Se puede imprimir cualquier cosa, cubiertos por ejemplo. Tenedores de plástico, una taza, utensilios de cocina. O piezas para hacer un clon de la impresora”, explicó por su parte Bruno Demuro.

La Smartrap es una modificación de un modelo francés de código abierto. Ingeniero en informática, Lozdziejski estaba estudiando sobre impresión 3D en California cuando conoció a un francés que estaba desarrollando un modelo de máquina autoreplicante. Se contactaron, trabajaron juntos y luego siguió cada uno por su lado, en sus propios modelos, contó.

A su regreso a Uruguay fundó junto con Walter Guardia y Santiago Reinoso Sur3D, a la que luego se sumaron Demuro, Rodrigo Amarelle y Jan Szolno. “Esto es el principio”, asegura Lozdziejski, quien cree que estamos ante una “revolución”.

“Mucha gente compra estas máquinas por especulación o porque está de moda, pero cuando empezás a ver los usos ya no pensás en consumir sino en producir. Si se rompe algo en tu casa, buscás producirlo. Ese es el cambio de paradigma que nos parece más interesante, cómo cambiar la sociedad de consumidores a creadores”, expresó.

“Más adelante vamos a sustituir todos los productos que se importan, vamos a tener acceso a medios de producción para fabricarlos en la comodidad de nuestras casas. Y eso sin duda es una revolución porque reduce los costos de la energía, el transporte, la logística, la distribución”, vaticinó.

La misma máquina permite imprimir el 70% de las piezas que la componen, por lo que puede ser clonada fácilmente, aseguran.

“Durante mucho tiempo esta tecnología fue un nicho exclusivo de máquinas muy caras, pero cuando se abrieron las patentes el horizonte se expandió.

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