Drones, control computarizado y areteo de ganado son claves para esta transformación
Uruguay le apuesta a la tecnología para garantizar su soberanía alimentaria
Drones, cosechadoras inteligentes, trazabilidad ganadera y modelos matemáticos han cambiado la vida en el campo de Uruguay, un país de 3,3 millones de habitantes que produce comida para 28 millones y aspira a casi duplicar esa capacidad.
En un campo en el centro-oeste del país, a 270 kilómetros de Montevideo, las cosechadoras no descansan y recorren milimétricamente, manejadas por piloto automático, cada fracción del terreno.
En su interior, el conductor controla en una pantalla su avance pero también una enorme cantidad de datos que luego permitirán obtener un mapa de rendimiento por metro cuadrado, lo que llevará en la próxima cosecha a maximizar la rentabilidad de cada rincón cultivable.
“Para nosotros es casi tan importante la cosecha de información como la cosecha de granos”, dice a la AFP el productor agropecuario Gabriel Carballal.
Carballal, de 40 años, comenzó a trabajar en el campo de su familia en 1999 por lo que conoció la forma tradicional de cultivar y vivió luego “toda la revolución que implicó tecnologías de siembra nuevas, maquinaria nueva, formas de encarar la agricultura nuevas”, explica.
La siembra directa -que mantiene los rastrojos del cultivo anterior, evitando el arado que erosiona el suelo-, las semillas modificadas genéticamente y las nuevas maquinarias llevaron a que en los últimos 10 años “se hayan prácticamente duplicado los rendimientos”, indicó.
Al mismo tiempo, este país tradicionalmente ganadero triplicó su área agrícola pasando de 600.000 hectáreas a 1,5 millones.
De hecho, con 3,3 millones de habitantes y 15 millones de hectáreas aptas para la producción, Uruguay es el país con más superficie agrícola apta por habitante del mundo y probablemente el único con cuatro vacas por habitante, cada una de las cuales tiene un chip electrónico en su oreja que permite seguir el rastro a cada corte de carne para consumo.
Esta apuesta a la tecnología y el incremento de la productividad permitió al país pasar de producir alimentos para 9 millones de personas en 2005 a producir para 28 millones de personas en la actualidad. Y la meta del gobierno es alimentar a 50 millones.
Política público-privada
Detrás de este ‘Uruguay agrointeligente’, como lo denomina el gobierno, hay décadas de investigación y de trabajo conjunto entre el Estado y el sector privado de todas las áreas productivas, aseguró el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre.
“Intensificamos el uso del suelo y como tenemos investigación de más de 50 años que nos dice cuáles son las variables de pérdida de calidad por erosión hídrica, hemos desarrollado una política pública (...) que aplica un modelo matemático que predice la erosión”, explicó.
Con este modelo el Ministerio regula el uso del suelo a través de una plataforma informática. El uso de drones e imágenes satelitales permite monitorear el cumplimiento de las normas.
“Se desarrolla como una política pública, pero es aplicada en el territorio por casi 500 ingenieros agrónomos privados”, destacó el jerarca, indicando que “aplicar una política de este tipo implicó muchos años de comunicación y convencimiento de los usuarios del sistema”.
El proyecto estrella del gobierno es la creación de un Sistema Nacional de Información Agropecuaria, que centralizará toda la información agrícola, lechera, ganadera, granjera y forestal para la toma de decisiones para el sector público, pero también para los privados.
Responsabilidad ambiental
Las claves de este proceso son la promoción de la competitividad y el intento por preservar a los productores familiares (el 75% del total y los que desaparecen más rápido), pero también cuidar los recursos, aseguró Aguerre.
“Calidad del suelo no significa no usar el suelo, significa usar responsablemente el suelo”, enfatizó. “Ciencia mediante podemos intensificar la producción y ser ambientalmente más responsables en términos de emisión de gases de efecto invernadero”, acotó.
Entre 1990 y 2010 la ganadería uruguaya redujo sus emisiones de gases en 28%, medidas por kilo de producto producido.
Aguerre opinó, sin embargo, que “los objetivos de reducción de las emisiones deben estar jerárquicamente supeditadas a los objetivos de seguridad alimentaria”.
“El desafío es encontrar el equilibrio donde (...) producimos más pero emitimos menos por unidad de producto y al mismo tiempo somos más competitivos y generamos crecimiento” al país, concluyó.