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El proyecto -con más de 20 años de ejecución- buscó pistas sobre el nacimiento del sistema solar

Un 'beso' de Rosetta a su cometa finalizará su misión en septiembre

Ilustración de la ESA sobre el estado actual de la sonda Rosetta y el cometa 67P/Churiumov-Guerasimenko.
Ilustración de la ESA sobre el estado actual de la sonda Rosetta y el cometa 67P/Churiumov-Guerasimenko.
AFP
01 de julio de 2016 - 00:00 - AFP

Un “beso” de la sonda Rosetta, que se posará el 30 de septiembre sobre el cometa 67P donde ya se encuentra el robot Philae, pondrá fin a esta misión espacial europea tras un viaje interplanetario de 12 años. La Agencia Espacial Europea (ESA) anunció ayer en un comunicado la fecha del último episodio de esta historia de amor en el espacio, tras el cual Rosetta -como ya lo hizo Philae el año pasado-, entrará en un sueño definitivo posada sobre la superficie del cometa, juntos para la eternidad. “Para ambos será el final de la misión más bello que se pueda imaginar, con la posibilidad además de efectuar nuevas mediciones e imágenes lo más cerca posible del cometa”, dijo Jean-Yves Le Gall, presidente del programa francés CNES.

El cometa 67P/Churiumov-Guerasimenko actualmente se aleja del Sol y seguirá haciéndolo en su órbita elíptica hasta unos 850 millones de kilómetros de distancia. A partir de los 600 millones de kilómetros, Rosetta, que le acompaña en su periplo, perderá la capacidad para almacenar la energía solar suficiente para seguir operando sus instrumentos de observación y transmisión de datos a la Tierra por ondas de radio. Por eso ESA decidió concluir la misión. “¡Qué final más bello para Rosetta que darle un último beso a su cometa!”, dijo Le Gall.

Un robot dormilón

El 12 de noviembre de 2014, Rosetta hizo aterrizar sobre el cometa a su robot Philae, del tamaño aproximado de un lavarropas y cargado con 11 instrumentos de observación. Sin embargo, ese aterrizaje resultó demasiado abrupto y Philae rebotó 2 veces en la superficie, antes de quedar inmovilizado sobre el cuerpo celeste de forma irregular y unos 4 kilómetros de diámetro.

El imprevisto hizo que Philae quedase posado en una zona de relieve accidentado y escasa exposición a la luz solar. Tras extenuar sus baterías enviando a Rosetta el resultado de unas 60 horas de observaciones, el robot quedó “dormido”.

En junio de 2015 volvió a despertar, pero desde hace casi un año, el 9 de julio, no volvió a dar señales de vida. En el caso de Rosetta, la aproximación se realizará a una velocidad 2 veces menor que Philae, es decir 50 centímetros por segundo.

Oportunidad única

Durante el trayecto, la sonda tomará imágenes de alta resolución en tiempo real y hará mediciones científicas “totalmente inéditas”, dijo la ESA. Los científicos en la Tierra tendrán la oportunidad de recabar datos que solo un encuentro cercano puede brindar.

Una vez en contacto con la superficie del cometa, cesarán las comunicaciones y las operaciones de Rosetta. En agosto se efectuarán ajustes de la trayectoria de navegación de la sonda que órbita en torno al cometa. Todavía no se decidió en qué lugar de la superficie del cuerpo celeste aterrizará.

El “beso” de amor eterno pondrá fin a una aventura sin precedentes en la historia de la conquista espacial, que aportó datos capaces de mejorar nuestros conocimientos sobre la aparición de la vida sobre la Tierra. Proyectada hace más de 20 años, la misión busca comprender mejor el Sistema Solar desde su nacimiento, al considerar que los cometas son vestigios de su materia primitiva. (I)

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