Réplicas en 3D reza, con letras blancas, en un vidrio transparente de un local en el norte de Guayaquil. Detrás del cristal resaltan figuras humanas que caben en la palma de la mano.

En estanterías de madera hay una pareja de recién casados con trajes, un padre con un bebé en brazos, una mujer embarazada y más figuras. Un grupo de mujeres que pasa por allí acerca el rostro en el vidrio y observa las reproducciones de personas anónimas que viven en algún lado. Ellas sonríen, susurran y se marchan.

Otra transeúnte del centro comercial Plaza Quil, una profesora, entra y consulta a la persona que atiende si puede traer a sus estudiantes para que vean la tecnología.

Luis Fernández, quien trabaja allí, en Doob 3D Technology, le responde sonriente: “Claro, no hay problema”. Precisamente, Luis es uno de los primeros ecuatorianos en haberse retratado en 3D y que ya cuenta con su propia “escultura” de 20 centímetros.

Luis Fernández es uno de los primeros que ya tiene su efigie. Foto: Lylibeth Coloma / El Telégrafo

La primera tienda que fotografía en tres dimensiones, de cuerpo entero y a colores, funciona en Guayaquil desde esta semana. Fundación Metropolitana, de la Universidad Metropolitana, es dueña de la franquicia, única en América Latina y con tiendas en Europa, Asia y en Estados Unidos.  

Álex Espinoza, gerente de Doob 3D Technology, explica que en la tienda escanean a las personas de cuerpo entero y obtienen las imágenes que servirán para imprimir las réplicas de los humanos, pero a escala. “Es la evolución de la fotografía y del álbum que tienen las familias en casa”, opina. 

¿Cómo funciona? Los interesados deben ingresar a una cápsula amplia, cuyo interior es blanco, y pararse frente al lente de una cámara fija.

En el interior existen 64 cámaras más, en todos los ángulos, que captan en 360 grados al retratado. Las imágenes son administradas con un programa especial en tres dimensiones. El proceso toma alrededor de 30 segundos.

Los contenidos visuales, finalmente, son enviados a Alemania, donde está la máquina que imprimirá la figura. Esta queda “inmortalizada” en polímero de yeso. Un material -según Espinoza- que puede durar toda la vida si es que tiene los cuidados básicos por parte del dueño.

Al escáner pueden ingresar personas solas, acompañadas, embarazadas, grupos de amigos y hasta mascotas.

“Los interesados pueden venir para hacerles las fotos gratis y que conozcan el lugar. Luego, cuando se animen, pueden mandar a imprimir su figura. Lo importante es que capturen el instante hoy, por ejemplo, de un niño o un joven, para que tengan el recuerdo de esa etapa”. El lugar está abierto de 09:30 a 19:00.

La cabina donde se capta la imagen tiene 64 cámaras que atrapan la figura humana en 360 grados. La foto es tomada en 10 segundos. Foto: Lylibeth Coloma / El Telégrafo

Para Mabel Carrera, catedrática universitaria de Fotografía, los cambios que se experimentan actualmente con las imágenes son comparables al descubrimiento de la cámara y de las fotos. Ella recuerda que las primeras personas retratadas antaño se asustaban cuando captaron sus imágenes por primera vez. “Ahora algunos tienen miedo de verse en una figura hiperrealista. Los cambios originan esos temores”.

La tecnología disponible permite hacerse hasta en tamaño real. A nivel mundial se estima que la impresión 3D generó $ 10.000 millones. La consultora McKinsey calcula que en 2025 sobrepasará los $ 250.000 millones.

La tecnología, cuyo desarrollo avanza rápido, está cambiando la producción o comercialización de muchos bienes.

Hoy en día se emplea más, a nivel internacional, para diseñar prototipos en fábricas de vehículos, prótesis, elaborar maquillajes, en la construcción de casas, imprimir tumores para ensayar operaciones con más riesgo y personalización de comida. (I)

El local de Doob 3D Technology se encuentra en Plaza Quil, norte del puerto principal. Allí se aprecian las reproducciones de personas. Foto: Lylibeth Coloma / El Telégrafo