El toque cotidiano es uno de los factores más atrayentes de los usuarios
Nigeria quiere conquistar el mercado africano de videojuegos
“Es medianoche y usted ha sido despertado por el molesto zumbido de los mosquitos. Mátelos rápidamente para poder volver a dormir”: esta escena cotidiana para muchos africanos es también el argumento principal de un popular videojuego diseñado en Nigeria.
La industria del videojuego representaba más de 63.000 millones de dólares en el mundo en 2012 y se espera que llegue a 87.000 millones en 2017, según un reciente estudio de PriceWaterhouseCoopers.
Sin embargo, el mercado africano es casi virgen y jóvenes empresarios nigerianos consideran que es el momento de desarrollarlo.
Su receta para el éxito: inspirarse al máximo en lo cotidiano de Lagos, megalópolis africana de unos 20 millones de habitantes, para crear juegos que hablen a los africanos, adaptándolos a los hábitos de los consumidores del continente.
Aplicaciones para ‘smartphones’
Contrariamente a los europeos y estadounidenses, los africanos compran pocas consolas de videojuegos y prefieren descargarlos en línea. Actualmente, internet llega a los hogares africanos sobre todo a través de los ‘smartphones’.
En Nigeria, un país en el que en 2012 ya había 100 millones de usuarios de teléfonos móviles, se estimaba que en 2011 accedían a internet unos 46 millones de personas, una cifra en pujante crecimiento si se considera que en 2008 los internautas eran 11 millones.
“Los teléfonos móviles se han generalizado en esta parte del mundo. Y nosotros exportamos muchos de nuestros juegos para teléfonos celulares”, dijo Hugo Obi, fundador de Maliyo, la sociedad de videojuegos en línea que lanzó ‘mosquito smasher’ (‘aplastador de mosquitos’), una especie de versión nigeriana del popular ‘angry birds’.
Después de residir 20 años en el Reino Unido, este nigeriano regresó a Lagos en 2012 para probar suerte en su propia tierra.
Las cosas no resultaron fáciles en un país donde los frecuentes cortes de luz obligan a tener potentes generadores eléctricos. Para reducir costes Maliyo, que emplea a cinco personas, comparte un espacio de trabajo con otras ocho empresas en Yaba, un suburbio de Lagos.
La firma ofrece actualmente diez juegos en línea gratuitos a unos 20.000 usuarios en Nigeria, Reino Unido y Estados Unidos y se prepara para lanzar la versión para ‘smartphone’ de sus aplicaciones lúdicas más populares.
Videojuegos con toque cotidiano
El juego estrella para la puesta en marcha de esta iniciativa es ‘okada ride’, en el cual un conductor de okada (taxi-moto) debe zigzaguear entre vendedores ambulantes, barreras y policías en los enormes atascos de Lagos.
Chucks Olloh, de 32 años, programador en la capital económica nigeriana, es un gran adepto a ‘okada ride’. “Lo que me gusta de los videojuegos nigerianos es que tienen un toque cotidiano”, confía a AFP.
Kuluya (‘acción’ en lengua yoruba), lanzada en la misma época, ya ve las cosas en grande: la empresa creó 70 videojuegos en un año y medio, de los cuales siete para ‘smartphones y espera alcanzar el millón de usuarios por teléfono móvil antes de fines de junio próximo.
Sus seguidores llegan hasta más lejos de las fronteras nigerianas. “Tenemos muchas descargas desde Ghana, Kenia y Sudáfrica. Uno de nuestros juegos ha sido también muy seguido en Etiopía”, explica Lakunle Ogungbamila, director de Kuluya.
Lo innovador de los guiones ha logrado incluso seducir a usuarios de China, India, Tailandia y Taiwán, dice con cierta sorpresa.
Hoy en día, Kuluya, que comenzó con un valor de 250.000 dólares, cotiza unos 2 millones de dólares y emplea a una decena de personas.
Los miembros del equipo creativo, todos nigerianos, trabajan en un ‘loft’ de Anthony, en Lagos, alineados detrás de grandes pantallas de Macintosh y armados con tabletas gigantes.
Buscan inspiración en sus propias preocupaciones cotidianas, al tiempo que navegan en el buscador Google para informarse sobre los demás países africanos.
En el catálogo de Kuluya destacan los videojuegos típicamente nigerianos, pero también hay guiños a la cultura keniana, por ejemplo, con el ‘masai’ o los ‘matatus’, minibuses que circulan por Nairobi.
Por ahora, Kuluya, que ha hecho un llamado a inversores, gana poco dinero por concepto de publicidad. Maliyo, por su parte, se financia creando videojuegos para empresas. Para Kuluya, la próxima etapa será proponer a los usuarios el pago vía SMS de versiones más elaboradas de sus productos.