Misión busca en fósiles pistas de vida en Marte
Marte es en la actualidad un planeta extremadamente frío y seco. Posiblemente ha permanecido en este estado, con pocas variaciones, durante los últimos 3.000 millones de años.
Sin embargo, durante los primeros 1.000 a 1.500 millones de años de su historia geológica, Marte fue un mundo mucho más cálido y húmedo. Las temperaturas medias estaban cerca del punto de congelación del agua, y el planeta tenía glaciares, ríos, lagos parcialmente cubiertos por hielo.
Precisamente durante ese mismo período, la vida aparecía en la Tierra. La datación de los fósiles más viejos ha sido una tarea controvertida. En cualquier caso, la búsqueda de los vestigios de vida primigenia en nuestro planeta se concentra en los cratones, las porciones arcaicas de la corteza continental, que no han sido afectadas por movimientos orogénicos hace miles de millones de años.
En el cratón de Pilbara, en el noroeste de Australia, se han identificado los fósiles más antiguos de la Tierra: estromatolitos de unos 3.500 millones de años de antigüedad. Son estructuras minerales formadas en aguas someras por la actividad de comunidades de bacterias, que fijan partículas carbonatadas en forma de capas sucesivas, de tal modo que las bacterias vivas se sitúan en la capa superficial y los minerales se van acumulando en sedimentos en las capas inferiores.
Una ventana clave
Los estromatolitos de Pilbara constituyen una ventana temporal única en la Tierra para estudiar cómo era la vida hace 3.500 millones de años. Y si Marte reunía condiciones de habitabilidad en la misma época, Pilbara puede ofrecer mejores pistas para buscar vida marciana.
Así lo han considerado la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA), que en agosto de este año reunieron en Pilbara a un grupo de investigadores de los rovers ExoMars y Mars2020.
Ambos rovers tienen la misión de buscar huellas de la presencia de vida en el pasado remoto de Marte (al que llegarán en 2021), en dos enclaves marcianos muy alejados entre sí.
El objetivo de la expedición a Pilbara era proporcionar herramientas a los científicos de ambos rovers para identificar posibles estructuras biológicas fósiles en Marte, así como establecer sinergias y compartir estrategias de muestreo en caso de un descubrimiento potencialmente. (I)