Conseguir que un personaje bajito, feo y sin súper poderes como Mario sea uno de los héroes más queridos, sin recurrir a la violencia de la que hacen gala otros videojuegos, es quizás el reconocimiento más grande que puede tener Shigeru Miyamoto.

"El padre del videojuego moderno”, como fue calificado por el jurado de los premios Príncipe de Asturias,  nació hace 59 años en Kioto, la ciudad nipona donde tiene la sede Nintendo, empresa en la que empezó a trabajar aportando una imaginación sin límites para revolucionar el mercado mundial del ocio y el entretenimiento.         

Al día de hoy, diseñadores y creadores de juegos de video han elogiado el talento del japonés calificándolo de genio, pero más de soñador como es el caso del presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Interactivas de España, director de la Feria Internacional del Videojuego y del Ocio Interactivo Gamelab, Iván Fernández-Lobo, quien destacó la capacidad de Miyamoto para "soñar el futuro".

"Me quedo sobre todo con su carisma de creador genial y de soñador. Es una persona que sueña el futuro, además de historias y narrativas distintas y las plasma con franqueza tremenda, y así llega a una audiencia global sin distinción de edad, sexo o cultura”, sostuvo.

La franquicia  desde su salida al mercado en el año de 1983 ha vendido más de 275 millones de unidades en todo el mundo, una cifra récord en este campo que posiciona las aventuras del fontanero italiano, empeñado en salvar a una amada princesa  que no le corresponde, como la saga de juegos electrónicos más comercializada de la historia.

¿Qué hace a Mario un personaje querido y un juego entretenido?

Para Patricio Mosquera, animador multimedia ecuatoriano, Mario Bros es más que un videojuego, es un personaje trascendental en la contemporaneidad. "Mario fue el primer juego que se creó con una narración, es decir, un inicio, un desarrollo y un desenlace. Su trascendencia radica en que se rompieron las barreras étnicas; Mario es italiano dentro de una cultura japonesa que en los 80s aún no absorbía las modas occidentales, de ahí su internacionalización y éxito", sostuvo. 

Una de las características que hizo a Mario un título diferente en su época fue su sistema de juego, pionero en el género aventura. José Trujillo, programador ecuatoriano y desarrollador junior de videojuegos, manifiesta que Mario fue en su salida al mercado un juego que se adelantó a su época. "Mario Bros trajo consigo algo que no habíamos visto: niveles de juego. En Space Invaders (1978) la dificultad radicaba en el mismo nivel, pero en Mario Bros debías terminar muchos niveles, cada vez más difíciles. He ahí, para la época, muchas horas de diversión".

Sin embargo, los videojuegos han cargado desde su creación el peso del estigma del sedentarismo en los jóvenes provocado por excesivas horas de juego y Mario, por supuesto, no es la excepción.

Al respecto la psicóloga clínica Teresa Coello hace hincapié en el problema común de los gamers: el sedentarismo. "Toda actividad en exceso es perjudicial para el organismo, por más sana que sea afecta la psiquis del individuo enfrascándolo en un solo propósito.

La experta en terapia conductual sostuvo también que Mario Bros fue un fenómeno social como pocos que repercutió el entretenimiento como se concebía a finales de los 80s.

"Mario Bros representaba una actividad lúdica-tecnológica in extremis. Hasta el momento no había, desde el clásico Pong (1972), un videojuego que se disfrutara tanto y de una forma tan fácil en el hogar, cambiando así el paradigma del entretenimiento casero".

La psicóloga rescata de los videojuegos su aporte al conocimiento y la forma  como los jóvenes ponen a prueba su intelecto y su ingenio. "Lo más importante de los videojuegos es la forma  como los jóvenes se prueban a sí mismos y se retan a terminar los juegos. Creatividad, lógica e ingeniería son las cualidades que se desarrollan más".

Por su lado, el padre de Mario promete proseguir sus esfuerzos para que los videojuegos "no acaben siendo una moda pasajera" y que sean capaces de ofrecer de manera continuada diversión y alegría a personas de todas las generaciones.