Los eclipses solares soltaron la imaginación de la gente a lo largo de la historia
Un dragón se comió el Sol o quizás lo hizo un sapo gigante, o un demonio. ¡Tal vez fuera un vampiro! Cuando el cielo se oscurecía en pleno día, las sociedades antiguas atribuían los eclipses solares a las más voraces criaturas.
Antes de desarrollar la ciencia, los seres humanos se servían de las supersticiones para explicar aterradores fenómenos como la repentina noche en pleno día, el descenso de las temperaturas y el silencio de los pájaros durante un eclipse total de Sol.
En la antigüedad en China, las personas golpeaban tiestos para asustar al dragón que se había tragado el Sol. Los aborígenes australianos tenían un chamán que lanzaba piedras sagradas y bumeranes al demonio.
“En general, los eclipses solares en la era precientífica eran considerados como un mal augurio”, comenta Robert Massey, director ejecutivo interino de la Real Sociedad Astronómica de Londres.
Recién cuando se pudo predecir de manera precisa el trayecto de la Luna en torno a la Tierra y de la Tierra en torno al Sol y las distancias entre los tres cuerpos, los eclipses totales se volvieron algo menos alarmante. Pero este proceso tardó milenios.
Los eclipses solares totales son un enigma difícil de resolver, ya que para que sucedan es necesario un alineamiento raro entre el Sol, la Luna y la Tierra.
Pero más o menos una vez cada 18 meses, el satélite pasa en el plano preciso para bloquear la luz del Sol y proyectar la sombra sobre nuestro planeta.
Cazadores de eclipses
Para observar dos veces el fenómeno en el mismo lugar habría que esperar varios cientos de años, lo que complicaba los primeros esfuerzos para descifrar estos acontecimientos.
Según los registros, hace 4.000 años ya hubo varios intentos, muchos de los cuales terminaron en fracaso.
El historiador griego Heródoto aseguró que Thales de Mileto predijo un eclipse en 585 a.C. que paralizó una sangrienta batalla. Los astrónomos modernos dudan que entonces fuera posible hacer este tipo de cálculos.
“En el Renacimiento, definitivamente desde la invención del telescopio y con el trabajo de Copérnico, es difícil creer que hubiera mucha gente que todavía considerara los eclipses como un evento particularmente aterrador”, indicó Massey.
Nicolás Copérnico, que murió en 1543, formuló un mapa del universo con el Sol y no la Tierra en su centro.
Pero recién en los siglos XVII y XVIII los astrónomos Johannes Kepler e Isaac Newton y Edmond Halley pudieron determinar la mecánica del sistema solar.
Esto hizo posible predecir en qué parte de la Tierra iba a ser visible un eclipse, abriendo una nueva era de cazadores de eclipses.
Durante cientos de años, los eclipses fueron la única forma de observar la atmósfera del Sol, su corona, y para aprender sobre su temperatura, su composición y sus propiedades magnéticas.
La corona que es invisible por el brillo del propio Sol aparece durante los eclipses como unos anillos de luz en torno al disco negro que provoca la superposición de la Luna.
Aterradores
Actualmente los científicos pueden usar instrumentos como el coronógrafo para este estudio.
“Sin embargo, un fenómeno denominado difracción desdibuja la luz cerca del disco en el coronógrafo, lo que hace que sea difícil obtener fotos nítidas de las partes internas de la corona”, según la NASA.
“Entonces, los eclipses solares totales siguen siendo la única oportunidad de estudiar estas regiones de forma muy detallada bajo la luz visible”, indicó.
En 1919 un eclipse total permitió al astrónomo británico Arthur Eddington confirmar la teoría general de la relatividad de Albert Einstein.
Equipos desplegados en Brasil y las islas Príncipe compararon la posición de las estrellas cerca del Sol con fotografías previas de las ubicaciones, concluyendo que la gravedad del Sol curva la luz cuando pasa, como había indicado Einstein.
Actualmente los científicos pueden predecir eclipses con una precisión de menos de un segundo, según la Agencia Espacial Europea (ESA).
“Los eclipses pueden ser percibidos como una celebración del racionalismo”, declaró la ESA en un documento.
La NASA, por su parte, publicó una lista en su página web de “ideas equivocadas respecto a los eclipses”, que excluye que provoquen daños a los fetos, que envenenen la comida que se cocina mientras ocurren, o traigan mala suerte y enfermedades.
“Los eclipses solares totales son aterradores y su fantasmagórica corona verdosa parece estremecedora, por lo que es natural que la gente trame historias de miedo en torno a ellos”, admitió la NASA. (I)