Los deportes electrónicos apuntaron alto
Mientras cientos de miles de personas acuden al Gamescom, el salón internacional de videojuegos de Colonia, en el oeste de Alemania, un grupo selecto se dirige a los salones vip para hablar de estrategias y de dinero: son los profesionales del deporte electrónico o “eSport”.
Esa actividad, en plena expansión en el mundo de los videojuegos en internet, reúne a equipos de jugadores profesionales que se disputan trofeos y grandes cantidades de dinero ante un gigantesco público virtual o incluso ante decenas de miles de personas reunidas para la ocasión.
Martin Styk, un joven esbelto de 23 años, originario de Eslovaquia, podría pasar desapercibido si no fuera por su camiseta roja con los logotipos de sus patrocinadores como Vodafone o Dr. Pepper.
La compañía alemana de “eSport” Mousesports lo contrató a principios de agosto por su talento en materia de disparos tácticos en el videojuego Counter-Strike.
“No es una tarea fácil convertirse en este tipo de jugador, pero de momento puedo decir que merece realmente la pena”, confía el joven.
Styko (su seudónimo en internet) dedica 10 horas diarias a jugar en línea desde que el deporte electrónico se convirtió en su trabajo, hace dos años.
‘Vivimos un sueño’
Los jugadores profesionales no solo juegan para conservar su nivel, sino que también procuran mantener una estrecha relación con sus fans difundiendo vídeos en directo de sus partidas, charlando con ellos sobre sus resultados y tuiteando sin cesar sobre sus actividades diarias.
A pesar de la presión y la necesidad de estar disponibles para sus seguidores, los beneficios financieros pueden ser atractivos para un jugador profesional, con viajes pagados para disputar torneos o asistir a salones como el Gamescom.
En Colonia, Mousesports juega partidas amistosas contra el equipo rival, Flipsid3 Tactics.
“Nosotros, los jugadores, vivimos un sueño cuando estamos de viaje”, dice Styk. “Esto quizá no dure para siempre, pero quiero aprovecharlo al máximo”, asegura.
El danés Saief Al Faour, cuyo equipo Meet your Makers ganó el título de campeón del mundo en Battlefield 4 durante el Gamescom de 2014, siempre ha sido precavido, incluso cuando alcanzó la cima de su carrera de jugador.
Tiene 32 años y no renunció a su empleo de desarrollador de programas informáticos incluso cuando las ganancias generadas por los videojuegos se multiplicaban.
Por lo visto tuvo razón. La estrella de Battlefield perdió su esplendor y los ingresos desaparecieron de la noche a la mañana.
“Siempre he sido un fan incondicional de Battlefield, no juego por dinero. Si jugara por dinero, jugaría a otra cosa”, reconoce.
Según estimaciones hechas en el último E3, un salón dedicado a los videojuegos celebrado en julio en Los Ángeles, el volumen de negocios de deportes electrónicos podría superar los $ 1.000 millones en 2018, 5 veces más que en 2015. (I)