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Los beneficios geográficos y climáticos convierten a Chile en los 'ojos del universo'

El Atacama Large Millimeter Array (ALMA) es una de las mayores atracciones astronómicas del mundo.
El Atacama Large Millimeter Array (ALMA) es una de las mayores atracciones astronómicas del mundo.
tomado de www.almaobservatory.org
16 de agosto de 2016 - 00:00 - AFP

Su posición privilegiada para observar el universo desde las alturas del desierto de Atacama, el más árido del mundo, le ha valido a Chile hacerse un hueco creciente en la astronomía hasta convertirse en ‘los ojos del universo’.

Desde sus numerosos observatorios, dotados con los telescopios ópticos, infrarrojos o radioscopios más sofisticados y más grandes del mundo, como los de Paranal, Las Campanas, Gemini o ALMA, Chile responde actualmente por cerca de 40% de la observación terrestre del universo.

Se estima que en la próxima década esa capacidad de observación aumentará a 70%, con la puesta en marcha del Telescopio Gigante de Magallanes (GMT), el Gran Telescopio para Rastreos Sipnóticos (LSST) o el Telescopio Europeo Extremadamente Grande (E-ELT).

Esto le ha valido al país convertirse en los ‘ojos del mundo’ o la ‘capital mundial de la astronomía’, como fue bautizado por los especialistas.

A las condiciones climáticas y geográficas, como la baja humedad, las altas cumbres y las planicies, se suma la capacidad ilimitada para expandir la instalación de observatorios, que lo diferencia de otros centros privilegiados de observación, como Hawái, en el Pacífico, o las islas Canarias en España.

Esas condiciones, con la seguridad jurídica de este tipo de inversiones, convierte al país en el territorio con mayor concentración de instrumentos para la contemplación de los cielos.

Los científicos chilenos tienen el 10% del tiempo de observación de todos estos telescopios, lo que contribuye a mejorar considerablemente su presencia en el ámbito de la astronomía.

“Los astrónomos chilenos son los que más acceso per cápita tienen a las observaciones. Eso nos pone en una posición privilegiada, porque nos permite hacer avances y contribuir” a enriquecer el estudio de la astronomía, dice a la AFP Mario Hamuy, astrónomo y presidente de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica de Chile (Conicyt).

La implicación de los chilenos en las observaciones supone un salto exponencial para el desarrollo de esta rama de la ciencia en las universidades en los últimos años.

En 1984 había 20 astrónomos en 2 universidades de Santiago, en la actualidad hay más de 100 en 10 universidades del país, y si se suman los estudiantes de posgrado y doctorados, se llega a los 300, recuerda el astrónomo, quien organizó esta semana, en isla de Pascua, el primer encuentro de especialistas en supernovas.

Hamuy fue uno de los fundadores del proyecto Calán/Tololo, investigación liderada desde el departamento de Astronomía de la Universidad de Chile y el Observatorio Interamericano de Cerro Tololo, en Coquimbo, en el sur de Atacama.

Este proyecto permitió contar con una herramienta inédita para la medición de distancias en el universo, mediante el uso de supernovas, las estrellas que estallan y liberan sus químicos en el universo, esenciales para la formación de los planetas.

Estos datos fueron el antecedente para que en 1998 se descubriera la expansión acelerada del universo y que en 2011 le valió el premio Nobel de Física a Brian Schmidt.

En el estudio de las supernovas participan 150 científicos chilenos que la semana anterior fueron objeto de una conferencia de especialistas en la Isla de Pascua para coordinar esfuerzos y formular nuevos proyectos de investigación para entender su origen, su rol como fábrica de elementos químicos y como instrumentos para medir las distancias del universo. (I)

La ciencia como imán de turistas internacionales

Con la mira en las estrellas, el Gobierno chileno presentó a finales de julio el proyecto ‘Espacio Universo’, un proyecto interactivo dedicado a la astronomía que se inaugurará en 2017 con la intención de potenciar el país como destino astronómico a nivel global.

Sobre 700 metros cuadrados se desplegarán 50 módulos de muestras permanentes para desentrañar los misterios de la formación de estrellas, galaxias y distintos tipos de observación del cielo que reflejarán “las ventajas del territorio chileno como lugar privilegiado para la exploración del cosmos”, señala la misiva de Imagen de Chile, institución estatal de promoción de la marca país.

El espacio que formará parte del Museo Interactivo Mirador de Santiago busca convertirse en el principal centro de su tipo en Latinoamérica, según sus creadores y tendrá una inversión inicial de $ 2’000.000.

El museo ofrecerá mediante realidad virtual la posibilidad de ser eyectado desde la Tierra y en órbita escoger entre viajar al Sol o Júpiter, prometen sus creadores.

A su vez, contará con un espacio para la proyección de la Vía Láctea sobre un muro de más de 200 metros cuadrados y en otro de los sectores del centro se promocionarán las cualidades del cielo del norte chileno que lo transforman en “un verdadero paraíso para la observación astronómica” por su claridad.
Las cabezas de este proyecto esperan que estas obras atraigan a especialistas, pero también a civiles extranjeros. (I)

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