Las noches fueron tan agitadas como el día en el Campus Party
Carpas, cobijas, peluches y almohadas se mezclaban con computadoras, tablets, consolas de videojuegos, ya que las instalaciones de Cemexpo, noroccidente de Quito, se convirtieron en el hogar de los participantes del Campus Party los cinco días que duró el evento.
Los campuseros durante el tiempo que dura la “fiesta tecnológica” dejan sus actividades cotidianas y únicamente se dedican a lo suyo, la tecnología, en el que el tiempo para el descanso es mínimo, con tal de sacarle provecho a las actividades que se realizan en el campus.
Uno de ellos es Francisco Morales, quien participó por primera vez de este evento y llegó desde Guayaquil, el pasado miércoles, si bien contaba con algunas referencias indispensables para que su estadía sea más acogedora, otros detalles se le escaparon, como el poco descanso.
“Algunos amigos habían venido antes, me comentaron que toca traer carpa, sleeping (bolsa de dormir) y algunas que otras comodidades, porque en este tiempo esta es tu segunda casa y te toca adaptarte a lo que tienes para pasar bien y que no se te haga muy cansado todo el campus”, sostiene Morales.
El joven guayaquileño afirma que “la actividad nunca para, en las noches lo que más hacen es jugar, yo con mis amigos nos damos vueltas, buscando socializar con otras personas, traen guitarras y cantan, pero casi nadie se duerme en la noche, ya caemos vencidos por el sueño en la madrugada y eso porque toca reponer energías, algunos ni duermen siquiera, se aguantan despiertos”.
Además, Morales confiesa que los cuatro días que permaneció en Cemexpo tuvo apenas tres horas de descanso, ya que se acostó a las 04:30 y se despertó a las 07:30. “Sacas fuerzas de donde no hay para soportar el trajín, en la mayoría de casos no duerme, se aguanta así”, expresa el amante de la tecnología.
Morales decidió regresar el sábado en la noche a Guayaquil: “quiero recuperar lo que no he dormido, el lunes toca volver al trabajo y aplicar todo lo que aprendimos en los cuatro días”.
El poco descanso lo confirma Dora Tenesaca, quien llegó desde Cuenca y es la segunda vez que participa del Campus Party. “En las noches no duermes, la gente se activa más y siempre se realiza alguna actividad, ya sea algo referente a tecnología y compartir con los compañeros”, sostiene.
Tenesaca afirma: “el año pasado vine y no traje nada, pasé muy mal, dormí en el piso, ahora sí vine preparada, con algunos amigos trajimos un colchón inflable, algunas cobijas y comida para ni siquiera movernos de aquí y no perdernos nada”.
La noche del sábado fue la última del Campus Party, por lo que algunos de los participantes que llegaron de otras provincias empezaron a empacar y volver a su rutina diaria, esa fue una de las causas de que la intensa actividad disminuyera.
Otros “campuseros”, en cambio, no tuvieron las energías suficientes para cerrar la última noche del evento y la tónica era ver cómo se acomodaban entre las sillas o debajo de las mesas para dormir.
Estéfany Valarezo, campusera, sostiene: “la incomodidad no importa, soportar tres o cuatro días con apenas dormir unas tres horas es demasiado, por lo que se acuestan donde pueden, en la noche jugamos, cantamos, bailamos y en la mañana era común ver a gente dormida”.
En Cemexpo, donde se realizaba el Campus Party compartían espacio las mesas y computadoras con las carpas. Pero a un lado de este espacio, los organizadores del evento instalaron varias carpas que fueron alquiladas para que pernocten, incluso pasada las 23:00 eran ocupadas por quienes estaban cansados y no soportaban un minuto más mantenerse en pie.
David Ortiz se considera un gamer de corazón y su vida diaria transcurre en estar frente a una computadora. Se considera un joven de pocas palabras, por lo que socializó poco con los participantes del Campus Party.
“En las noches apenas si dormía, pasaba jugando, desarrollando habilidades para superar las dificultades que te ofrecen los videojuegos. Hice pocos amigos, pero en la noche he visto a algunos metidos en la computadora, centrados en su mundo, otros distrayendo la mente y en fiesta continua. Mientras que pocos dormían, en cualquier minuto podía pasar algo y te lo perdías, por eso la mayoría casi no dormíamos”, afirma Ortiz.
El frío intenso en Pomasqui también obliga a que se busque abrigo, ya sea con un tabaco, una buena chompa o cobija en la noche. “Mientras fumas, ya compartes con alguien, así se van uniendo más personas y ya formas un grupo, por las noches es donde más socializas con otras personas, ya dejamos de lado el conocimiento y tenemos un poco de ‘relax’, por ahí también vi a algunos que se conocieron y se flecharon, bueno ya se pueden imaginar que pasó”, sostiene Daniel Sánchez.
Incluso el sábado, que fue el último día, concluyeron las charlas que se prolongaron cerca de las 21:00, con gran afluencia de personas.
Otro grupo de personas, en cambio, se cansó de la computadora y unió varios sillones que simulaban una sala y organizaron un juego de barajas, con apuestas incluidas.
Elizabeth Sotomayor y dos amigos, quienes también se alejaron de los programas y tecnología, únicamente, con una pantalla de gran calidad, se dedicaron a ver una película. “Todo el día clavada en la ‘compu’ te cansa, ahora estamos distrayendo la mente, una película ayuda a que nos olvidemos de todo y simplemente disfrutemos”.
Ayer finalizó el Campus Party, tras cinco días de charlas, conferencias, talleres, los 2.500 campuseros volvieron a sus lugares de procedencia. El compromiso es que todo el conocimiento adquirido deben ponerlo en práctica y anotarse para la siguiente edición.
En esta ocasión, las charlas magistrales de Nolan Bushnell, creador del Atari, y José Andrade Loor, miembro de la NASA, fueron las más destacadas de la “fiesta tecnológica”.