La seguridad aérea registró mejoría histórica en 2017
La ausencia de catástrofes aéreas en 2017 confirma una tendencia histórica de mejora constante de la seguridad aérea, pero el objetivo de eliminar los accidentes será mucho más difícil en un cielo cada vez más congestionado.
Con un total de diez accidentes que implicaron a aviones civiles de más de 14 pasajeros, y 44 muertos, 2017 "ha sido el año más seguro de todos los tiempos, tanto por el número de accidentes como en términos de víctimas", anunció la Aviation Safety Network (ASN).
Al finalizar el año, el último accidente de un avión de línea se remontaba al 29 de noviembre de 2016 y había dejado 71 muertos a bordo de un aparato de la aerolínea boliviana LaMia cerca de Medellín, en Colombia, debido, según la aviación colombiana, a falta de combustible, informa la ASN. En aquella tragedia murió la mayor parte del plantel del equipo de fútbol brasileño Chapecoense, staff técnico y dirigentes.
Estas cifras excepcionales de 2017 corroboran una tendencia a la baja de los accidentes desde hace varias décadas, pero no significan forzosamente el fin de las catástrofes aéreas, señalan los expertos.
Algunos años las estadísticas registran topes como el de 2014, cuando 990 personas murieron en una serie negra de 21 siniestros, entre ellos el del vuelo MH17 abatido por un misil en el este de Ucrania en guerra el 17 de julio (298 muertos).
Desde hace décadas, el sector busca todos los fallos posibles para asegurar cada eslabón de una industria particularmente vulnerable y expuesta a la amenaza terrorista.
Pero surgirán seguramente nuevos desafíos, mientras el tráfico mundial se encamina a alcanzar 7.800 millones de pasajeros en 2036, casi el doble que en 2017, según la Asociación del Transporte Aéreo Internacional (IATA).
Los numerosos aparatos electrónicos en los equipajes de los viajeros son fuente de preocupación por el riesgo de incendio o de explosión de las baterías de litio.
El crecimiento exponencial del tráfico plantea desafíos de congestión en los aeropuertos y de gestión del tráfico aéreo y podrían aparecer nuevos fenómenos meteorológicos debido al cambio climático.
Continuar con los esfuerzos
"Es un buen año que confirma la tendencia, pero nunca podemos relajar la presión" en materia de seguridad aérea, considera Michel Guérard, responsable de seguridad del fabricante aeronáutico europeo Airbus.
La caída del número de accidentes es el resultado de un conjunto de elementos "más robusto", afirma. Así, la duración de los ciclos de producción -el Boeing 737 vuela desde hace 50 años y el Airbus A320 desde hace 30- ha permitido poner a prueba las nuevas tecnologías, subraya.
Los accidentes de avión se clasifican en tres grandes categorías: la colisión con el relieve, la pérdida de control en vuelo y las salidas de pista.
La primera, señala Guérard, ha prácticamente desaparecido con la generalización del sistema de alerta GPWS (Ground Proximity Warning System) que permite a una tripulación bien entrenada evitar el accidente.
"Los avances tecnológicos en los aviones (...) ayudan a los pilotos", señala Gérard Legauffre, experto en aeronáutica independiente.
La formación cada vez mejor de los pilotos y los controladores aéreos, la sensibilización de las tripulaciones en cuestiones menos usuales como la dimensión humana contribuyen también a hacer los vuelos más seguros.
Pero "los esfuerzos deben continuar", considera Legauffre, recordando el número creciente de nuevas compañías, en particular en algunos países de África o ciertas partes de Asia, que no disponen forzosamente de aviones equipados con tecnologías recientes y compran aparatos de segunda o tercera mano.
Algunas de estas compañías figuran en las "listas negras" establecidas por la Unión Europea y Estados Unidos y son objeto de prohibiciones o restricciones de explotación.
Por último, los pilotos deben sentirse libres de escribir informes sobre la seguridad sin exponerse a sanciones, subraya Christophe Tharot, presidente del principal sindicato francés de pilotos de aerolínea, SNPL. (I)