La Estación Espacial cumple 15 años de odisea galáctica
La Estación Espacial Internacional (EEI), la plataforma para la colonización humana de otros planetas, cumplió ayer 15 años en perfecto estado y con planes de prolongar su existencia al menos durante una década más.
“Los planes iniciales eran que la estación funcionara durante 10 o 15 años, pero ahora estamos seguros de que podremos prolongar su vida útil, por lo menos durante otra década”, manifestó Serguéi Gorbunov, portavoz de la agencia espacial rusa Roscosmos.
De hecho, Roscosmos, la NASA, la Agencia Especial Europea (ESA), cuyos presupuestos sufren también el impacto de la crisis económica global, y el resto de países involucrados en el proyecto, han acordado que la EEI funcione hasta 2020.
La puesta en órbita de la plataforma se dio en 1998, tras un acuerdo entre Rusia y Estados Unidos.
La puesta en órbita de la plataforma arrancó el 20 de noviembre de 1998, un lustro después del acuerdo alcanzado por Moscú y Washington, con el lanzamiento del módulo ruso Zaryá, al que siguió el estadounidense Unity.
La EEI, que coincidió en el tiempo con su precursora, la plataforma orbital modular soviética y rusa Mir (Paz, 1986-2001), no fue habitable hasta la llegada 2 años más tarde del módulo de servicio Zvezdá (Estrella).
“Sin la Mir no se puede entender la actual plataforma orbital. Digamos que la Mir demostró por vez primera que el hierro puede volar en el espacio”, indicó Gorbunov.
Sus primeros inquilinos fueron los rusos Yuri Gidzenko y Serguéi Krikaliov y el estadounidense William Shepherd, la primera de las 39 tripulaciones que han abierto las escotillas de la estación en estos 15 años.
Desde entonces, las condiciones de vida han mejorado e incluso se puede decir que, salvando las distancias, los astronautas cuentan con toda clase de comodidades, desde gimnasio a biblioteca, y no digamos ya de los 2 retretes.
El ingenio espacial, que está integrado por 11 módulos, además de placas solares y otros equipos robóticos, acoge a una tripulación de 6 personas de manera permanente desde 2009.
“La estación se encuentra en perfecto estado y, además, con las nuevas tecnologías está en proceso de continuo perfeccionamiento, aunque llegará un momento en que se dará fin a su construcción”, asegura Gorbunov.
El segmento estadounidense ya casi está terminado, pero el ruso espera recibir en el futuro próximo el laboratorio Nauka (Ciencia) y un módulo energético que permitirá incrementar, según Gorbunov, el suministro de energía a la estación.
“Prolongar la vida de la estación es una decisión correcta, ya que en el segmento ruso aún queda mucho trabajo por hacer. Además, los astronautas deben seguir comprobando los límites del ser humano con vistas a un vuelo interplanetario”, comentó Ígor Lisov, director de la revista Noticias de Cosmonáutica.
La cooperación internacional en la EEI vive un momento de transición debido a la jubilación en 2011 de los transbordadores estadounidenses, por lo que ahora las naves rusas Soyuz son el único eslabón para los astronautas entre la Tierra y el puerto espacial.
Debido a los desorbitados costes de su programa espacial, EE.UU. ha decidido atraer a empresas privadas, dos de las cuales ya han construido cargueros no tripulados: el Dragon (Space Exploration Technologies) y el Cygnus (Orbital Sciences Corporation).
EE.UU. espera prescindir de las Soyuz, que se han mostrado fiables pese a las sospechas norteamericanas, y enviar a los astronautas de la NASA en sus propias naves tripuladas a partir de mediados de 2017, cuando expira el contrato bilateral con Rusia.
En cuanto a China, al principio fue EE.UU. el que se opuso a la participación del gigante asiático, aunque ahora, después de convertirse en la tercera potencia en enviar un hombre al espacio (2003), el tema ya no figura en la agenda.
“China no ha demostrado un especial deseo de participar en la construcción de la EEI. Ya tienen su propio programa espacial. Sea como sea, la cooperación extranjera es el único camino para explorar el Universo”, aseguró Lisov.
El director de Noticias de Cosmonáutica opina que es alarmante que ni Rusia ni EE.UU., las potencias que enviaron el primer hombre al espacio (1961) y a la Luna (1969), respectivamente, hayan planificado qué pasará cuando la EEI sea jubilada. Dice que “nadie sabe qué hacer después de la EEI. No hay ni concepción ni dinero. Me temo que la próxima plataforma orbital será de fabricación china”.
A su vez, tras varios años de paréntesis, las agencias espaciales parecen haber dado el visto bueno a la reanudación del turismo con destino al puerto espacial, iniciado en 2001 por el estadounidense Denis Tito.
Ahora le tocará el turno a la cantante británica Sarah Brightman, que tendrá 55 años cuando vuele finalmente con destino a la plataforma orbital en 2015 y suceda al último afortunado, el payaso Guy Laliberté (2009).
“Tiene una plaza reservada para partir en 2015, pero aún es pronto para confirmar que volará”, afirmó el portavoz.
DATOS
Los astronautas que se encuentran de misión en la EEI cuentan con toda clase de comodidades, además de un gimnasio, una biblioteca y 2 retretes.
Sus primeros visitantes fueron los rusos Yuri Gidzenko y Serguéi Krikaliov, y el estadounidense William Shepherd.
Desde su puesta en órbita, la EEI ha recibido a 39 tripulaciones.
La plataforma acoge a una tripulación de 6 personas de manera permanente desde hace 4 años.