La cuadragésima primera edición del Salón Internacional de los Inventos que ayer concluyó en Ginebra contó con la participación de 725 expositores procedentes de 45 países diferentes, que exhibieron más de 1000 productos, que fueron desde las ideas más curiosas hasta los más excéntricos.

Sin embargo, de todos ellos solo algunos fueron galardonados. España lideró la entrega con tres premios.

Uno de los inventos premiados consistía en un sistema de seguridad y prevención de accidentes automovilísticos, que permite al vehículo frenarse ante una falta de respuesta al volante. Su inventor, Alfredo Pallás, quien recibió el premio especial del Club Automovilístico Suizo, dijo que esperaba “que algún día con el invento se puedan salvar muchas vidas”, comentó Pallás.

Otro de los galardonados con el Premio especial de Patentes y Marcas de España fue José Antonio Torrecilla y su aerogenerador de eje vertical, que permite producir energía eólica independientemente del sentido del viento.

Torrecilla aseguró que la poca presencia española en el salón se lo atribuyó a que es “muy costoso” e incluso “inviable” si los creadores no reciben algún tipo de ayuda. “Los dos metros cuadrados en los que presenté mi invento cuestan 2.500 euros, pero entiendo que es necesario dar a conocer mi idea al mundo”, reveló.

El tercer invento que recibió un premio especial, en este caso el Premio García Cabrerizo, fue el transformador eléctrico de arquitectura innovadora de Jorge Amorós.

Los inventores españoles también consiguieron cuatro medallas de oro, tres medallas de plata y una de bronce. El representante de la delegación oficial para España, José Luis de Castro, consideró como muy positivo el resultado, “ya que tres premios especiales y ocho medallas es muy buen porcentaje, teniendo en cuenta que eran ocho los representantes españoles”.

En la actividad destacó la participación de Asia y Oriente Medio,  que albergó el 60 por ciento de los inventos, mientras que Latinoamérica estuvo representada por apenas dos innovaciones.

Los peruanos Silvana Flores y José Ramón Ostaicoechea  fueron los responsables de un sistema de tratamiento de aguas contaminadas por actividades mineras y de un sistema de seguridad para puertas, respectivamente, y únicos representantes latinoamericanos en el salón. Ellos coincidieron en que la experiencia de su participación ha sido muy buena a pesar de no haber sido galardonados con premios.