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Internet convierte en armas políticas las 'noticias falsas'

En las recientes protestas contra Donald Trump se han visto carteles contra las noticias falsas.
En las recientes protestas contra Donald Trump se han visto carteles contra las noticias falsas.
Foto: AFP
03 de abril de 2017 - 00:00 - AFP

El uso del término inglés “fake news” se ha multiplicado en estos últimos meses en los medios de comunicación, una expresión que designa una información deliberadamente falsa que suele circular por internet.

Detrás de estas palabras se esconde una vieja práctica que usaban algunos panfletos y publicaciones del siglo XVIII y XIX que difundían informaciones no siempre verificadas. Hoy en día, internet lo ha puesto de nuevo en boca de todos.

“Las mentiras descaradas forman parte del discurso político desde la antigüedad griega y romana”, estima el historiador estadounidense Robert Zaretsky, de la Universidad de Houston.

Su colega de Harvard, Robert Darnton, halla en Procopio de Cesarea los primeros usos de las “fake news”: este historiador bizantino del siglo VI colmó de informaciones dudosas su “Historia secreta” del emperador Justiniano, seguramente con el fin de dañar su reputación.

“Más recientemente (...) se pueden considerar los ‘libelos’ del Antiguo Régimen (en Francia) como una forma antigua de ‘fake news’”, señala Zaretsky.

Estos textos satíricos estaban escritos por autores que criticaban al Antiguo Régimen y querían desestabilizarlo.

Algunos historiadores, como Darnton, consideran que estos escritos desembocaron en la Revolución Francesa.

Destinados a un amplio público, los ‘canards’ eran revistas vendidas por voceros de forma ambulante en las calles de París, y describían sucesos imaginarios como, hacia 1780, la captura de un monstruo quimérico en Chile.

Según Darnton, estos ‘canards’ constituyen una versión antigua de las “fake news”. En el siglo XIX, en Estados Unidos aparecen los ‘hoax’, bulos para vender más diarios.

En 1835, el periódico de Nueva York The Sun arrasa con una serie de artículos sobre el descubrimiento de extrañas formas de vida en la Luna, atribuido al astrónomo John Herschel, famoso por aquella época. Gracias a este “Great moon hoax”, el diario consiguió aumentar sus ventas.

“Es probablemente en Estados Unidos, a finales del siglo XIX, donde surgió el término actual de ‘fake news’”, estima el periodista estadounidense Robert Love en la Columbia Journalism Review.

Pero es en otoño de 2016, durante las elecciones en Estados Unidos, cuando el uso de la expresión prolifera, si se tiene en cuenta el número de búsquedas en Google de la palabra clave “fake news”.

Para el especialista Pascal Froissart, de la Universidad París 8, una “fake news” no es simplemente una mala información sino “una falsa noticia difundida con conocimiento de causa en el campo mediático”.

“Propaganda, publicidad electoral o bulo”, estas falsas noticias tienen varios objetivos, explica.

Uno de ellos puede ser meramente humorístico, como por ejemplo el proyecto de la líder ultraderechista francesa Marine Le Pen de “rodear Francia con un muro pagado por Argelia”, inventado por el sitio satírico Le Gorafi, que un diario argelino retomó por error.

Una “fake news” puede crearse también como reclamo para conseguir más clics y aumentar así los ingresos publicitarios. (I)  

En Reino Unido analizan formas de contención  

La difusión de “fake news” constituye una “amenaza para la democracia”, según Damian Collins, al frente de una comisión parlamentaria encargada de encontrar soluciones en Reino Unido.

Los diputados británicos han puesto en marcha una comisión que desde enero trata de determinar qué medidas tomar contra los sitios de internet que difunden este tipo de noticias, incluidas posibilidades como bloquearlos o prohibir la publicidad en ellos.

El objetivo es también convencer a las empresas tecnológicas que se involucren en el problema, como ya han hecho con la difusión de contenidos ilegales o con el acoso en la red.

En las escuelas de periodismo británicas también se intenta reaccionar formando a las nuevas generaciones y seleccionar mejor las noticias en el flujo incesante de información que transita por internet.

Hace falta “un pensamiento editorial diferente” ante las nuevas herramientas disponibles, indica James Rodgers, profesor en la City University de Londres, que tiene uno de los programas más prestigiosos de periodismo del país.

Pero este especialista en “fake news”, antiguo periodista en la BBC y Reuters, cree que el cambio se producirá también con los propios usuarios de las redes sociales, a medida que adquieran esas herramientas.

En el otro lado, un productor de “fake news” apuesta también por el aprendizaje de los usuarios, considerando que su actividad contribuye a entrenarlos.

“Yo animo a la gente a considerar las ‘fake news’ como un entretenimiento, les enseño que es algo que hay que analizar antes de compartirlo”, asegura este treintañero londinense, uno de los principales redactores del sitio abiertamente paródico The Southend News Network.

El joven, que prefiere mantener el anonimato, explica que la mejor receta para que una información se convierta en viral es lograr que prime la emoción sobre la reflexión. (I) 

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