Fotos, videos y datos son almacenados dentro del ADN
El almacenamiento de datos dentro de las cadenas de ADN para cualquiera probablemente sea un hecho que no se pueda efectuar.
Sin embargo, un grupo de científicos de Gran Bretaña demostró que esto es posible al codificar letras del código genético para representar los ceros y unos de un byte de información, para lo que utilizaron ADN artificial.
Posteriormente, una máquina lee las moléculas que tiene en su interior y recupera la información.
En su primera prueba los expertos codificaron los 154 sonetos de William Shakespeare en cadenas de ADN sintético, además de un fragmento de 26 segundos del discurso de Martin Luther King: “Tengo un sueño”, y una fotografía del laboratorio de Cambridgeshire, en el que se realizó el suceso científico.
Por el momento, este descubrimiento aún es considerado un experimento, debido al tiempo que lleva secuenciar las cadenas de ADN y por su alto costo, cercano a las 9.760 euros por cada megabyte de datos almacenado.
Mediante esta técnica se pueden guardar grandes cantidades de datos durante miles de años.
Una de las propiedades del ADN es que no necesita electricidad para contener la información. “Si se lo mantiene en un ambiente frío, seco y oscuro, puede durar mucho tiempo”, contó a la revista científica Nature Ewan Birney, científico del Instituto Europeo de Bioinformática.
Otro de los investigadores, Nick Goldman, aclaró que no tienen pensado almacenar dentro del ADN humano. “El que hemos creado no se puede incorporar al genoma porque utiliza un código completamente distinto”. También aseguró que “las moléculas utilizadas pueden durar hasta 10.000 años, o quizás más, en las condiciones adecuadas”.
Goldman agregó que la tecnología podrá funcionar en el futuro cercano para archivos abundantes que deban ser conservados durante siglos, como los registros históricos o grandes bibliotecas.
George Church, experto de Harvard en ADN, va más allá al decir que el experimento podría permitir que una persona almacenara toda la Wikipedia en la punta de un dedo, y que toda la información del mundo almacenada actualmente en discos duros podría tener espacio en la palma de la mano.