Natural Machines se muestra como la pionera de este nuevo mercado
Foodini permite que la comida se imprima
Madrid
La impresión en 3D de un menú, y que sea comestible y sabroso, ha dejado de ser ciencia ficción, gracias a la revolución tecnológica: ahora al pulsar la pantalla táctil de la impresora no aparecerá la receta en papel, sino el plato elegido en sus 3 dimensiones.
Hasta la fecha solo hay una empresa, Natural Machines, que comercializa la única impresora de comida en 3D que procesa todos los alimentos. Se trata de Foodini y está llamada a liderar la revolución tecnológica en la cocina.
Según el cofundador de la firma catalana, Emilio Sepúlveda, esta máquina, que es conectada a dispositivos móviles y a internet para recibir órdenes, puede imprimir hamburguesas y nuggets de pollo; y aún no platos de cocina diaria, pero “ya estamos trabajando en ello”.
La impresora equipada con una pantalla, en la que podremos elegir entre distintas recetas, se carga con cápsulas que contienen alimentos frescos.
Elabora, capa a capa, el plato a cocinar, por ejemplo, unas galletas preparadas para meter al horno o unos raviolis listos para hervir.
Aunque su aterrizaje en los hogares todavía puede tardar, su incursión en el mundo de la alta gastronomía será un hecho de la mano del chef Paco Morales, considerado uno de los cocineros con más potencial de España y con una estrella Michelin.
El cocinero español más tecnológico ha sido fichado para el proyecto Digital Gastronomy, el área vinculado al ámbito de la innovación culinaria de Reimagine Food, con sede en Barcelona, para “hacer ideas locas con la gastronomía y la tecnología”, según el consejero delegado de esta firma, Marius Robles.
Uno de los retos más espectaculares tanto del cocinero, que coordinará la parte gastronómica como de Robles, es “combinar todos los gadgets como teléfonos inteligentes, impresoras 3D, drones, robots, google glass,... para aplicarlo al sector agroalimentario” y así elaborar la primera cena en 3D.
El próximo 3 de diciembre, de forma simultánea en Barcelona y Nueva York, 12 comensales del mundo gastronómico, científico o artístico podrán asistir a la cena, con una inversión de 150.000 euros, en la que todo estará impreso.
Además del menú comestible, todo el espacio, hasta la vajilla y cubertería, pasando por sillas y mesas, serán impresos en 3D.