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El costo del programa JLENS ascendió hasta el momento a $ 2.800 millones

En EE.UU. temen que dirigible gigante sea un nuevo big brother

Solo dos JLENS están operativos: el que está sobre Maryland y otro que se desplegará próximamente. Imagen tomada de http://www.trbimg.com
Solo dos JLENS están operativos: el que está sobre Maryland y otro que se desplegará próximamente. Imagen tomada de http://www.trbimg.com
23 de febrero de 2015 - 00:00 - Agencia AFP

Es una fresca mañana de febrero y un gigantesco dirigible flota sobre Maryland con su proa apuntando hacia Washington y más allá. Su apacible  presencia en un luminoso cielo contrasta con el debate que provoca en tierra.

El Joint Land Attack Cruise Missle Elevated Netted Sensor System, más conocido con el nombre de JLENS, fue concebido para identificar misiles a baja altitud entre miles de aeronaves que circulan sobre la costa este de Estados Unidos.

“Este dirigible es un radar eficaz en un espectro de unos 485 km: vigila pues un área equivalente al estado de Texas. Nos permite ver venir desde muy lejos el peligro”, indica el coronel Frank Rice, comandante de las operaciones de defensa aérea en la región de la capital estadounidense.

“Nos permite ver a baja altura y posee un sistema de defensa aérea  más importante”, agrega Rice a la AFP, frente al dirigible que flota a más de 3.000 metros de altura.

Sin embargo, no todos están satisfechos con la existencia de este enorme dirigible blanco, sujetado al suelo por gruesos cables de Kevlar de unos 3 centímetros de diámetro, especialmente entre organizaciones de derechos civiles que temen sea utilizado para espionaje interno y los que cuestionan el costo y los beneficios del proyecto.

En las redes sociales residentes de los alrededores preguntan si el dirigible no es una nueva tecnología del Big Brother para violar su derecho a la vida privada, gracias a su capacidad de realizar barridos en 360 grados.

Inquietudes compartidas

Los grupos de defensa de los derechos humanos comparten la misma preocupación.

El Centro de Información sobre la Privacidad Electrónica en Washington analizó miles de páginas de documentos obtenidas gracias a la ley de acceso a la información y no encontró ninguna prueba de que las informaciones recogidas por el JLENS no serán utilizadas en tareas de espionaje en tierra.

Por el contrario descubrió contratos que indican que “la tecnología fue específicamente concebida para integrar video de alta definición”, para “seguir e identificar personas y vehículos en un radio de cinco kilómetros”.

Esa distancia podría incluir la muy ocupada Interstate 95, la autopista que une Washington con Nueva York.

El Pentágono ha negado en bloque que el JLENS esté equipado para identificar otra cosa que no sea blancos en vuelo, y afirmó en un documento que los dirigibles “no pueden ver personas y no tienen cámaras a bordo”.

No está concebido para el espionaje

Cuando se le pregunta si teóricamente el JLENS puede incorporar cámaras de alta definición, el coronel Rice reconoce que “todo es posible, pero no es para eso que lo utilizamos”.

Por otro lado, el proyecto JLENS enfrenta problemas para financiarse pues compite con otros planes militares dispendiosos por recibir los recursos que necesita del Congreso.

El año pasado, la Contraloría del Estado estimó que el costo del programa JLENS ascendió hasta el momento a $ 2.800 millones. Durante ese tiempo, el Congreso redujo a la mitad los $ 54 millones destinados al JLENS en el año fiscal 2015.

Tras una década de desarrollo, solo dos JLENS están operativos: el que está ahora sobre Maryland y otro que se desplegará próximamente.

La principal compañía que trabaja en el JLENS es Raytheon, que, irónicamente, también fabrica los letales misiles de largo alcance Tomahawk.

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