Desde su aparición de la mano de Ralph Baer con su “Magnabox Odyssey” en 1972, los videojuegos se han convertido en una parte importante de la cultura humana. Se ha  creado su propia industria que no ha parado de crecer.

Al igual que el cine, desde que los juegos electrónicos vieron la luz han entretenido a millones de personas en todo el mundo. Pero estos  permiten la interacción directa con la historia.

Uno de los atractivos más deslumbrantes de estos dispositivos es que satisfacen los gustos de todo tipo de jugadores. 

Ellos son libres de escoger el título, la consola y la forma de jugar que más se adapte a sus preferencias y economías.

De ahí que la industria  del videojuego genera cifras millonarias.

En 2015 alcanzó más de $ 91.000 millones aplastando a otras grandes industrias del ocio como el cine  ($ 38.300 millones) y la música ($ 15.000 millones).

El enorme potencial económico de los videojuegos ha hecho que muchas personas vean en ellos una oportunidad laboral,  ya sea como desarrolladores, vendedores, game testers, streamers o incluso profesionalizando su pasión por medio de los “E Sports” o deportes electrónicos. Juegos cuya base de operación es organizar torneos con premios monetarios.

Las competiciones de los “E Sports” han crecido en los últimos años y ahora tienen premios que superan hasta el millón de dólares.

Solo hay que analizar el crecimiento de “The International”, torneo internacional del popular videojuego Dota 2 en el que participan equipos de todo el mundo.

En su primera edición en 2011 repartió $ 1,6 millones en premios y en su última edición, en 2017, alcanzó los $ 24,5 millones, una cifra sin precedentes nunca antes vista en los “E Sports”.

También existen otros torneos con premios exorbitantes como el “World Championship” de League of Legends con premios de $ 2 millones hasta el sencillo “Crow Championship” del juego para móviles Clash Royale. (I)