El boicot de los anunciantes afecta la imagen de Google
El boicot de anunciantes publicitarios a Google y su filial de video YouTube tendrán poco impacto en el corazón de las finanzas del gigante de internet estadounidense, pero podrían cuestionar ciertas prácticas en el mercado.
La polémica estalló cuando el diario Times publicó un artículo señalando que la publicidad en línea de grandes empresas e instituciones del Gobierno británico aparecían, en particular en YouTube, junto con contenidos antisemitas, incitando al odio o haciendo apología del terrorismo.
La firma británica Havas reaccionó suspendiendo la publicidad de sus clientes en varias plataformas de Google, incluida YouTube. Otros anunciantes, como el Gobierno británico y medios como The Guardian y la BBC tomaron la misma decisión.
En los últimos días el boicot comenzó a extenderse en Estados Unidos, con medidas similares de los gigantes en telecomunicaciones AT&T y Verizon y los fabricantes de productos de higiene Johnson & Johnson.
Como señal de un cierto nerviosismo de los inversionistas, Alphabet, casa matriz de Google, perdió poco más de $ 20.000 millones de valor en la bolsa desde inicios de semana.
La publicidad en internet es el principal motor del crecimiento de Google, por lo que las recientes deserciones de anunciantes son más preocupantes aun porque ocurrieron cuando el grupo intentaba aplacar la crisis prometiendo reforzar sus filtros de seguridad.
Golpe en la imagen
Los analistas reconocen que la situación tendrá un impacto financiero en el gigante de internet, pero relativizan su profundidad por el momento.
Morgan Stanley recordó que las actividades publicitarias de Google están distribuidas entre “millones de clientes” y en una serie de plataformas.
Las plataformas más afectadas por el boicot representan el 10% de sus ingresos publicitarios netos, e incluso con una estimación “draconiana” de pérdidas de clientes, el impacto debería ser limitado al 1% del monto total de negocios de Alphabet, calculó el banco.
“Es un golpe para sus ingresos, pero es un golpe mayor en su imagen, en su reputación”, indicó Charlene Li, de la firma analista Altimeter Group.
Hasta ahora “Google no se lo ha tomado suficientemente en serio” y debería necesariamente conversar con sus anunciantes para arreglar el problema “de un modo muy directo y muy transparente”, añadió.
Pero una solución no es fácil. Google necesita equilibrar su deseo de satisfacer a sus clientes y aquellos que suben videos a YouTube, quienes son libres de llevar sus contenidos a otras plataformas si no están satisfechos con la distribución de ingresos por la venta de publicidad.
Límites de programación
La situación ilustra sobre todo los límites de la publicidad “programada”, regulada automáticamente por computadoras, que han sido en los últimos años el corazón del crecimiento de Google, y más globalmente de todo el mercado de la publicidad en línea.
Los algoritmos que gestionan la venta y compra de publicidades a través de Google, Facebook o AOL (grupo Verizon), limitan el margen de control de los anunciantes.
Estos eligen generalmente palabras clave para filtrar los contenidos junto a los cuales aparece su publicidad, con la expectativa de apuntar mejor a su audiencia y que sus campañas sean más eficaces.
Google y Facebook suspendieron el año pasado la publicación de anuncios en portales que difundían informaciones falsas, después de una polémica sobre su supuesta influencia en la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
En febrero, YouTube además puso término a contratos publicitarios con su mayor cliente PewDiePie, que publicó videos con insultos antisemitas y referencias nazis.
“Fácilmente puedo ver la reacción actual transformarse en una más fuerte contra (los sistemas de) programación, que podrían ralentizar su crecimiento”, advirtió Jan Dawson. (I)
Buscador logra que su traductor llegue a China
Google anunció la introducción en China de su aplicación de traducción Translate para teléfonos móviles, hasta ahora bloqueada por Pekín, en tanto su motor de búsqueda y Gmail siguen siendo inaccesibles.
“Introducimos en China la versión 5.8 de la aplicación Google Translate” para los sistemas operativos Android y iOS, dotada de funcionalidades mejor adaptadas a los usuarios chinos, anunció el grupo californiano en su blog.
Una noticia con la que aviva las especulaciones sobre un tímido regreso de Google en China continental, donde sigue prohibido.
Rechazando doblegarse ante las órdenes de censura del régimen del Partido comunista chino, el grupo estadounidense se retiró de China en 2010, y su motor de búsqueda fue bloqueado -dejando vía libre a su competencia local, Baidu. Su mensajería Gmail y la mayoría de sus servicios siguen siendo inaccesibles.
Igualmente, la aplicación Google Translate estaba hasta ahora estrictamente prohibida en los smartphones chinos -salvo con la utilización de un VPN, un programa que permite eludir la censura del Estado.
Un portavoz de Google se negó a hacer comentarios sobre este repentino cambio.
“Google Translate ya estaba disponible desde hace ocho años en China en versión web”, es decir desde un ordenador a través de un navegador, informó este portavoz. (I)