El desarrollo tecnológico toma como base ejemplos de la naturaleza
La velocidad asombrosa de un ave, las características de la piel del tiburón, la composición de los pétalos de la flor de loto o la habilidad de las termitas para construir sus nidos dieron paso para que expertos apliquen sus características en objetos usados por el ser humano.
El desarrollo tecnológico es asombroso, pero lo es más cuando caemos en cuenta de que todo viene de la naturaleza. La BBC publicó la semana pasada una nota que evidencia los mejores ejemplos de biomimetismo o biomimética.
El término suena extraño y no es muy conocido, pero se trata de la imitación de la naturaleza, que se basa en la aplicación de métodos y sistemas naturales a la energía y la tecnología humana, según se explica en el portal Vida Sostenible.
En esa publicación, Janine Benyus, presidenta del Instituto de Biomimética y experta internacional, asegura que “el 80 por ciento de las soluciones que buscamos están en el mundo natural”.
Además, “son ideas que cumplen dos características fundamentales: son soluciones probadas y sostenibles porque han sobrevivido millones de años”.
Son muchos los descubrimientos e inventos modernos del hombre, que están inspirados en modelos biológicos, utilizados y perfeccionados previamente por la naturaleza, o con millones de años de ensayo, lo que genera menos probabilidades de error.
Por eso es lógico que los humanos recurran a ella para diseñar tecnología. Benyus destaca las características de la hoja de loto común. Explica que la estructura microscópica de una hoja de loto permite que gotas de agua formen pelotitas y se deslicen, arrastrando consigo hasta las partículas más pequeñas de tierra.
Los fabricantes de pintura usaron su conocimiento sobre la estructura microscópica del loto para crear una pintura llamada Lotusán. Los edificios pintados con ese material se limpian a sí mismos cada vez que llueve.
El tren pájaro
Las pirámides, rascacielos y vuelos supersónicos son apenas algunas de las formas en que la humanidad ha demostrado su ingenio y habilidad técnica en los últimos milenios y ha inspirado muchas de nuestras mejores creaciones, desde trenes hasta edificios.
Entre ellos está el tren bala de Japón. El país es famoso por la increíble velocidad y eficiencia de sus trenes. Sin embargo, cuando comenzó a circular se dieron cuenta de que había un enorme problema: con su velocidad de 300 km/h, cada vez que emergía de un túnel generaba un estruendo que podía escucharse a 400 metros.
El tren comprimía el aire en el túnel de tal forma que, al salir, producía una gran explosión de sonido.
Los residentes locales protestaron por la contaminación sonora y las autoridades se vieron forzadas a solucionar el problema en la red ferroviaria de alta velocidad de Japón o Shinkansen.
La respuesta llegó de la mano de Eiji Nakatsu, quien además de ser ingeniero es aficionado a los pájaros. El tren de Nakatsu, que se inauguró en 1997, incluyó un rediseño de la parte frontal inspirada en el pico aerodinámico del martín pescador.
Otro ejemplo es el de los cardos, que dieron paso a la creación de lo que hoy conocemos como velcro, que se adhiere fácilmente. (I)