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La conciencia ambiental en la moda crece a través del uso de la tecnología

Federico Sainz, fundador de Sepiia, empresa que confecciona camisas que no se arrugan, antimanchas y sin olores.
Federico Sainz, fundador de Sepiia, empresa que confecciona camisas que no se arrugan, antimanchas y sin olores.
Foto: Tomada de Internet
12 de mayo de 2019 - 00:00 - Redacción y Agencias

La industria de la moda es la segunda más contaminante, después de la petrolera, indica las Naciones Unidas. Por  ello, en el mundo se trabaja para remediar las afectaciones que causa en el ambiente.

Una forma de frenarlo es el boom de las plataformas de alquiler de ropa, los tejidos tecnológicos que no se arrugan, no se manchan y no generan olores, las hilaturas recicladas con la vuelta a la costura tradicional, alumbran el nuevo lenguaje en la moda sostenible.

Se trata de una tendencia que toma fuerza, la presidenta de la Asociación de Moda Sostenible de Madrid, Paloma G. López, en la mesa redonda “La moda en el siglo XXI: disrupción y sostenibilidad”, organizada por el British Council, recalcó que la moda pronta nunca será sostenible.

La propuesta es que la tecnología se fusione con la moda y que resulte en productos más sostenibles. Que sean de larga duración y que se reutilicen.

En España la empresa Sepiia confecciona camisas que no se arrugan, no se manchan y no tienen olores.

Esta innovación ya se vende en España y se trata de dar facilidades, en la actualidad la empresa comercializa prendas para hombres y próximamente saldrá la línea de mujeres. Lo que significa menos consumo de agua al lavar la prenda y alarga el uso.

En Ecuador se obtiene plástico del reciclaje de botellas que se transforma en fibra sintética.

La industria de la moda arroja datos alarmantes de que se gastan 13.000 litros de agua para cultivar, procesar y teñir un kilo de algodón, con el cual se confeccionan solo cinco camisetas, o que el 20% de los vertidos tóxicos que llegan al agua procede de la industria textil, lo que ha hecho que la sociedad tome conciencia.

Datos de que la fibra de poliéster tarda 200 años en descomponerse, o que la producción de algodón acapara el 24% de los insecticidas utilizados en el mundo, “hicieron saltar todas las alarmas”, manifestó Paloma G. López.

Lo que es peor, todo este deterioro para que el 80% de la ropa que se usa termine en el vertedero.

Diseñadores y firmas de moda hablan un nuevo lenguaje en la industria textil. La ropa “no es basura”, dijo Curra Rotondo, CEO de la firma Lefrik, que fabrica mochilas con botellas de plástico recicladas.

Actualmente se fabrican más 100.000 millones de prendas al año en el mundo, en los últimos 15 años se ha multiplicado por dos, pero el número de veces que se lleva cada pieza ha disminuido,  según Ellen MacArthur Foundation, fundación implicada en acelerar la transición a la economía circular.

“La industria textil utiliza más PET que el sector de consumo. La mayoría de las fibras están hechas de plásticos y el plástico al final contamina”, añadió Rotondo, quien aseguró que cada prenda puede tener hasta siete u ocho vidas más. (I)

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