Cierre de cuentas no frena el 'ciberyihadismo'
Suspender miles de cuentas por apología del terrorismo, como hizo Twitter la semana anterior, es una medida necesaria, pero insuficiente para obstaculizar a los ‘ciberyihadistas’, estiman los expertos.
Por un lado, aún es fácil abrir nuevas cuentas a medida que las autoridades las cierran y, por otro, esta política puede empujar a los usuarios hacia redes sociales más confidenciales, encriptadas o protegidas, incluso hacia ‘internet profundo’ (‘deepweb’) o ‘internet oculto’ (‘darkweb’), la parte no indexada por los motores de búsqueda tradicionales.
“Suspender más de 235.000 cuentas, como hizo Twitter, puede tener influencia, pero a corto plazo”, declara Gérôme Billois, experto del Club de Seguridad de la Información francés (Clusif).
“Hay técnicas que los yihadistas conocen bien y también los cibercriminales en el sentido amplio, como ‘mi cuenta Twitter se llamaba A, ahora se llama A1, A2, A3, etc.’ . Se tarda menos de un minuto en abrir una cuenta. Incluso el proceso puede ser parcialmente automatizado”.
En los últimos meses colosos de internet, como Twitter, YouTube y Facebook, se vieron sometidos a fuertes presiones de los gobiernos para que intensifiquen la lucha contra la propaganda yihadista en la red y contra el uso de sus servicios de parte de yihadistas.
300 millones de usuarios
Si Twitter u otras redes sociales vigilan, los ‘ciberyihadistas’ usarán otras aplicaciones difíciles de controlar, como Telegram, creada por rusos para mantener la confidencialidad en mensajes cifrados.
Los servicios de inteligencia prefieren dejar los foros abiertos para así poder vigilarlos, antes de ver cómo las personas que vigilan acaban en el darkweb o la criptografía.
“Siempre hay que pensar en estrategia, batalla, táctica militar”, explica el filósofo Philippe-Joseph Salazar, autor del ensayo ‘Palabras armadas-comprender y combatir la propaganda terrorista’.
“Twitter era un terreno de enfrentamiento. Si este terreno desaparece o es menos fácil, entonces los batallones se desplazan a otro sitio, eso es todo. Y ahí es donde nos topamos con el problema de Telegram o de Darknet”, explica.
El experto estadounidense Andrew MacPherson, especialista en ciberseguridad en la Universidad de Nueva Hampshire, recuerda que el control del uso de las redes sociales es una tarea de titanes cuando solamente Twitter “cuenta con más de 300 millones de usuarios”.
“Está claro que los terroristas seguirán por todos los medios usando las nuevas tecnologías para su propaganda”, añade. “Y de igual manera, siempre buscarán la manera de mantener y mejorar la confidencialidad de sus comunicaciones”.
Para lograrlo, en la red hay programas informáticos que mantienen el anonimato, la encriptación y el ciberdisimulo.
No se necesitan grandes habilidades técnicas para usarlos. Recientemente, los investigadores se toparon varias veces con teléfonos encriptados, mensajerías protegidas por claves o foros privados en los que no pueden entrar. (I)