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Ecuador, 24 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Un algoritmo podría evitar los asesinatos

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Una investigación sobre la libertad de información del grupo por los derechos civiles Liberty descubrió recientemente que al menos 15 fuerzas policiales en Reino Unido han usado o planean usar algoritmos -fórmulas matemáticas computacionales- para combatir el crimen.

Y es probable que en pocos años todas las fuerzas policiales del país utilicen ese método.

En Estados Unidos la Policía de Chicago, la ciudad con el índice más alto de criminalidad, ya lo hace. Se trata de un algoritmo que asigna puntuaciones con base en arrestos, disparos, afiliaciones con pandillas y otras variables para predecir probabilidades de dar o recibir un disparo.

Tras la muerte de Bijan Ebrahimi, de 44 años, la Policía de Avon y Somerset comenzó a experimentar con software para ver si identificaban riesgos de agresores, pero también de víctimas potenciales.

En julio de 2013, Ebrahimi fue apuñalado y golpeado hasta la muerte en Bristol, una ciudad al sur de Inglaterra.

Su asesino, un vecino, derramó gasolina sobre su cuerpo y le prendió fuego.

La víctima, quien nació en Irán pero residía en Reino Unido hace más de una década, fue falsamente acusado por su asesino de ser un pedófilo.

Fue un punto de inflexión en lo que respecta a los datos”, dice Jonathan Dowey, quien dirige un pequeño grupo de analistas de datos en las fuerzas policiales de Avon y Somerset, responsables de Bristol y otras áreas rurales de la zona.

En 73 ocasiones, durante un período de ocho años, Ebrahimi denunció a la Policía que estaba siendo víctima de delitos por motivos raciales.

Sus quejas no fueron escuchadas y un informe sobre su muerte concluyó que tanto el Ayuntamiento de Bristol como la Policía fueron culpables de racismo institucional.

El uso del algoritmo
Cuando la Policía de Bristol ejecutó a posteriori un modelo predictivo para ver si la tragedia pudo evitarse, la dirección de Ebrahimi saltó en el sistema como una de las 10 principales preocupaciones. Diferentes fuerzas policiales están ahora probando distintos algoritmos.

La Policía de West Midlands -que se ocupa de los condados metropolitanos de Inglaterra- usa un software para detectar patrones entre crímenes y épocas del año, días, semanas y horas en que se cometen.

La de West Yorkshire, otro condado en el norte del país, usa un sistema para predecir zonas de alto riesgo.

El criminólogo estadounidense Lawrence Sherman, quien da clases en la Universidad de Cambridge, Reino Unido, lleva obsesionado con este tema desde la década de 1960, cuando se produjeron los brutales ataques a activistas de derechos civiles en Estados Unidos.

Sherman, quien es una figura destacada en el impulso de una vigilancia policial con base empírica, admite que al excluir ciertos factores como la raza o el código postal la precisión del algoritmo puede verse comprometida.

Pero dice que hay que hacer que el algoritmo sea “menos preciso en un pequeño grado y más legítimo en un grado mucho mayor”.

Peter Neyroud, un exjefe de Policía que ahora trabaja en el Instituto de Criminología de Cambridge, precisa que los análisis de su organismo sugieren que “solo el 2,2% de los atacantes (en Reino Unido) se espera que cometan otro delito grave en el futuro”.

Las causas por las que se produce un crimen son complejas, pero desde que la Policía de Bristol comenzó a usar los algoritmos ha habido una caída del 11% en las denuncias de personas desaparecidas y en 10% en robos.

En cuanto al problema del sesgo algorítmico, el escenario es optimista.

Tomemos como ejemplo el caso de Bijan Ebrahimi, quien fue asesinado.

La Policía falló a la hora de reconocer el peligro que un algoritmo habría  destacado; en otras palabras, los algoritmos pueden salvar vidas. (I)  

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