Mujeres creativas en Ecuador: Cuando creer en ti no es suficiente
En una de las agencias que trabajé el Director Creativo General puso un papel en la pared y nos preguntó que quienes querían llegar a un puesto de liderazgo en el futuro, escriban su nombre.
Yo lo hice. Y un par de compañeras también. Luego de esto tuvimos una reunión donde nos dijo que en su experiencia casi ninguna mujer creativa escribía sus nombres porque “a las mujeres no las crían para ser líderes, les hacen creer que no pueden solas, se retraen y no “se la creen”. Aquí les damos más responsabilidades para que se sientan capaces”.
Nos enseñó un listado del rango de sueldos que ganaban todas las personas, basados netamente en su experiencia según él, sin discriminación de género y nos explicó que la mayor parte del equipo eran mujeres. Contaba a las de administración. Casi le creo que su afán por querer cambiar la industria de las ideas en Ecuador era cierto, hasta que recordé que, de veinte creativos en la agencia, el departamento que se lleva más aplausos, solo cuatro éramos mujeres.
Y es que, en este negocio, cuando eres mujer, se habla que “hay oportunidades, lo que tienes que hacer es pelearla y creértela” pero ¿qué pasa cuando te la crees, la peleas y aún así no llegas a nada porque lo que está mal son las bases de la industria?
Creérsela en Ecuador no basta. Una de mis compañeras en su época de estudiante aplicó para redactora junior en una de las agencias más grandes de Guayaquil. Aunque tenía un poquito de experiencia, nunca la llamaron ni para una entrevista. Más tarde se enteró que uno de sus compañeros de la universidad, que jamás había trabajado, se ganó el puesto y el director que lo entrevistó lo agarró como pupilo. Rara vez un Director Creativo apuesta por una chica recién graduada para ser su mentor.
En otra ocasión, otra compañera ya con un masterado y mucha experiencia dentro del campo del diseño y cuyo trabajo no solo dejaba feliz al cliente, sino a su Director Creativo General, fue llamada por su jefe. Le explicó que ya tenían un proyecto hecho (en el cual solo había hombres involucrados) pero necesitaban de ella para poner en orden los layers del documento en ilustrator porque “las mujeres son mejor ordenando las cosas”.
Cuatro hombres involucrados en ese proyecto necesitan una mujer que les haga el trabajo más engorroso y esperan que una lo haga feliz, porque la mera existencia de una mujer en el departamento creativo también es considerada para “cuidar” e incluso aguantar los berrinches de los creativos que odian recibir opiniones sobre como mejorar su trabajo, cuando viene de una mujer.
Relegadas a hacer el trabajo sucio, pero a no tener crédito alguno, es a lo que nos han tenido acostumbradas por mucho tiempo. Este año la iniciativa Círculo de Creativas en Ecuador, realizó un censo entre 41 agencias ecuatorianas. De los 1.407 creativos enrolados, solo el 14% son mujeres y de ese pequeño universo solo el 3% ha llegado a cargos de liderazgo.
Nos piden ser disruptivas, ordenadas, eficientes, a tomar las riendas de una reunión, a dedicarle nuestro tiempo completo, incluso dejando a un lado la expectativa de ser madre (como si ser madre fuera alguna clase de obstáculo para realizarse como profesional), porque tener un hijo y ser creativa no van de la mano, a menos claro, que tengas a una mujer que te lo esté cuidando en casa. Mientras a los hombres muchas veces les dan el puesto solo por hacer reír al cliente.
No me gusta cuando dicen que hay que creérsela, porque por experiencia propia sé que he estado rodeada de mujeres con muchísimo talento y que saben de lo que son capaces, en todos los campos de la creatividad: redactoras, diseñadoras, social media managers, productoras, etc.
Esto va más allá de saber si soy lo suficientemente valiosa o no para un puesto: esto es acerca de crear políticas dentro de la industria que nos permitan avanzar. No solo para que nuestra presencia como mujeres llene un porcentaje en una revista, que ni siquiera representa el día a día de los creativos. No necesito que me digan que tengo que creer en mí misma, cuando lo que en realidad necesito es que los hombres aprendan a escuchar y ser más empáticos.
Hago un llamado a todos los líderes y compañeros varones de las agencias de Ecuador a hacer un cambio real. A dar más oportunidades a mujeres que recién comienzan, a no juzgar a las que necesitan salir a cuidar a su hijo, a recibir charlas sobre género para todo el equipo, a llamarle la atención al cliente que interrumpe cada 3 segundos a la única mujer creativa del grupo e incluso confrontar al compañero de trabajo que tiene denuncias de acoso y lo sigue practicando en la oficina. Se aporta más haciendo, que compartiendo cosas en Facebook o Twitter para que el cliente vea lo “aliados feministas” que son.
El día que me den un puesto de Directora Creativa de un grupo solo porque hice reír a un cliente, ese día creeré que hay igualdad de oportunidades. (O)