#25N: El día que al estado ecuatoriano no le importa
“Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte” esta frase repitió por años Minerva Mirabal como presagio de lo que sucede. Las hermanas Mirabal: Minerva, Patria y María Teresa fueron brutalmente violadas y asesinadas bajo las órdenes de Rafael Trujillo el 25 de noviembre de 1960. ¿Qué hicieron para que este fuera su desenlace? Las mariposas — así las llamaban — decidieron nunca quedarse calladas. Las activistas políticas dominicanas le gritaban al mundo lo que estaba sucediendo en su país en la dictadura de Trujillo y él no lo soporto. Fue este episodio, tan desgarrador, clave para la caída del dictador tiempo después. Exacto, las (nos) tuvieron que matar para callarnos. Esta es la historia detrás del Día internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Imaginen lo duro que es escribir y hablar de este día, en un país donde el gobierno decidió eliminar en un 84% el presupuesto para la prevención de violencia de género, o donde se registran 100 feminicidios solo en 2020, donde expresidentes amenazan e insultan a través de redes sociales a mujeres periodistas de investigación y activistas y en donde, cada día, siete niñas dan a luz producto de violación y otras siete abortan diariamente en condiciones inseguras porque el aborto por violación continúa penalizado. Es duro y también es necesario.
Sí, es necesario recordar que continuamos en un país violento. Que continuamos sin ser la prioridad de los gobiernos. Que continuamos sin presupuestos. Que continuamos con políticos machistas y misóginos. Que continuamos en un país donde ser mujer es vivir en pérdida, porque corremos el doble de peligro en las calles y en nuestros propios hogares. Y mientras toda esta realidad golpeante se mantiene, las mujeres resistimos desde la individualidad, las colectivas, los movimientos sociales, desde los feminismos, desde el activismo, desde donde nos podamos agarrar para no sentirnos del todo desamparadas.
Estas épocas de elecciones y la suma de la pandemia, pusieron en evidencia que incluso conociendo que las mujeres somos las más afectadas por todas las violencias, no somos parte ni siquiera del discurso de los candidatos presidenciales, que solo aparecen para anunciar su lástima cuando ya estamos muertas o para comunicar con bombos y platillos que, porque la ley se lo exige, finalmente están colocando a mujeres en la papeleta. Eso hacen en temas de género nuestros radiantes candidatos a presidentes, vicepresidentes y asambleístas.
Debemos recordar lo duro y mal que la pasamos las mujeres en este país, para de esta forma poder elegir quienes serán los siguientes que quiten o pongan por nosotras en el ejecutivo y el legislativo. Debemos recordar lo terrible que aún resulta ser mujer en un país que nos obliga a abortar si fuimos víctimas de violación, para no votar por quienes perpetuaron esa violencia en septiembre de 2019. Debemos recordar que este día que se conmemoró para que el mundo tome acciones que nos protejan, sigue siendo irrelevante para nuestros gobernantes. Y todo este recordatorio doloroso nos dará fuerzas para seguir exigiendo los derechos arrebatados.
También es un preciso recordar que el hecho que los candidatos o candidatas sean misóginxs, no es ‘un mal menor’. Ese ‘mal menor’ es el que nos somete a más violencias. Las mujeres en este país sabemos que la vida digna aquí es exigiendo. Desde los barrios, organizaciones o redes sociales. No nos van a callar, no nos van a poder silenciar, ni calmar, si nos siguen matando y violentando. Se pintaran puentes, se cerrarán calles, o pararemos, porque son 100 feminicidios, porque siguen obligando a parir a niñas, porque ‘el libre comercio’ no está sobre la vida de las mujeres y es hora de que lo entiendan.
Rita Segato, filósofa feminista, es precisa en recordarnos que ''El cuerpo de las mujeres es un lugar por excelencia en el que se manifiesta el fracaso del Estado'' y llevamos siglos comprobándolo en este país. Debe parar y nosotras lo vamos a hacer parar. (O)