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Punto de vista
¿Yacháy o Yachay?
En estos días se oye mucho sobre la nueva universidad Yachay Tech. Tal vez han observado una curiosa variación en la pronunciación: algunos dicen correctamente “yachay,“ con acento grave, mientras otros dicen erróneamente “yacháy,“ con acento agudo. En todas las variantes del quichua del Ecuador (así como en toda la familia lingüística quechua en Perú, Bolivia y otros países vecinos) las palabras tienen el acento grave, no agudo. Ya que esta palabra significa “conocimiento”, es irónico que se la pronuncie con tanto desconocimiento. Aunque es positivo que ahora algunas instituciones científicas como Yachay Tech adopten nombres en idiomas indígenas, este simbolismo de inclusión falla un poco cuando no se pronuncian de forma informada. Quisiera ofrecer apuntes sobre la palabra “conocimiento” en quichua.
La palabra yachay es un sustantivo que empezó como un verbo: “saber”, yachana. Si se quita el sufijo infinitivo -na y se lo reemplaza con un sufijo sustantivizador -y, se vuelve yachay, se puede traducir como “la sabiduría” o “el conocimiento”. A través del mismo proceso se pueden derivar sustantivos de otros verbos como: kawsana, “vivir”, se vuelve kawsay, “la vida”; unkuna, “enfermarse”, se vuelve unkuy, “la enfermedad”; machana, “emborracharse”, se vuelve machay, “la borrachera”, y así. El acento es siempre grave: en su forma infinitiva, de 3 sílabas, es yachana (con acento en “cha”), pero en su forma de sustantivo, de solo 2 sílabas, es yachay (con acento en “ya”). Es una regla sencilla que aplica a casi todas las palabras en quichua, sin importar qué tan largas sean. El quichua es un idioma “aglutinante”, puede agregar varios sufijos a una palabra para formar palabras muy largas. Hasta en una palabra de 8 sílabas como yachakurkankichikpashmi (que quiere decir “ustedes seguramente estuvieron también sabiendo”) el acento principal es grave.
Hay una pequeña excepción a la regla que vale notar. Existe una clase pequeña de palabras que podríamos llamar “exclamativas”, y estas sí llevan un acento agudo. Algunas de estas palabras son utilizadas por los castellano-hablantes, prestados del quichua: achacháy para el frío, araráy para el calor, atatáy para el asco y alaláy para la sorpresa. Como la emoción se puede simbolizar con una respiración más dura, y esa misma respiración gobierna el acento en las palabras, eso es un estilo de pronunciación enfática que corresponde a los contextos emocionales en los cuales decimos “¡qué calor!” o “¡qué asco!”. De vez en cuando una orden en quichua se escucha también con esta pronunciación enfática. Por ejemplo la palabra para “ven”, shamuy, se puede decir de forma más “exclamativa”, con acento agudo: shamúy, “¡ven pués!”. Estos serían los únicos contextos en que no se aplicaría la regla; en otros, la palabras quichuas siempre tienen acento grave. Espero que quede claro, menos en las pequeñas excepciones como achacháy, el quichua no tiene palabras con acento agudo, y la pronunciación yacháy no es correcta. Tal vez la confusión sobre la pronunciación viene porque los castellano-hablantes conocen palabras como araráy y achacháy y piensan que la mayoría de palabras quichuas serían iguales. O tal vez simplemente suena más exótico. Cuando usemos una palabra indígena para nombrar una institución pública, especialmente si la palabra significa “conocimiento”, hagámoslo de una manera que refleje un verdadero deseo de conocer los idiomas indígenas en su complejidad. (F)