Voluntariado: compartir tiempo y ayudar a los demás
El trabajo voluntario es el que se realiza sin esperar una remuneración a cambio. Así, ser parte de un voluntariado puede resultar una excelente forma de aprender valores como solidaridad, trabajo en equipo, compromiso, cooperación, empatía y generosidad.
Con esto concuerda Melissa Guerrero, quien pertenece a la Fundación Pan To Go, que trabaja ayudando a personas de la tercera edad y también colaborando con escuelas rurales de cantones cercanos a Guayaquil. Así comparte su tiempo entre su trabajo y los proyectos de ayuda que contempla dicha entidad.
La joven, de 28 años, recuerda que desde muy pequeña su familia siempre le ha inculcado ayudar a otras personas. Su paso por escuelas católicas también han aportado a su espíritu altruista.
Confiesa que lo que más le llamó la atención de la fundación a la que pertenece es el trabajo que realizan con los adultos mayores que se encuentran abandonados en las calles. ''Mis abuelos no están vivos y tengo la carencia de ellos. Muchas veces los veo reflejados en los abuelitos que ayudamos'', dijo.
Un hogar para Tomasita
Melissa recuerda que tuvo una experiencia muy gratificante con una señora que conoció cuando se cambió a su nueva casa. Se trataba de una abuelita que siempre encontraba en el portal del edificio donde residía, un día se dio cuenta que ya no fue más y su curiosidad aumentó; luego le indicaron que ella pernoctaba en diferentes portales del sector.
''Al principio le daba comida y la rechazaba; luego me fui ganando su confianza y ya se atrevía a conversar conmigo. De esta manera me enteré de que se llamaba de Tomasa, que tenía 4 hijos y que ninguno se interesaba por ella'', explica la joven quien a través de la fundación tocaron puertas y pudieron colocar a Tomasita en un albergue.
Comida caliente y deliciosa todos los lunes por la noche
La Fundación Pan To Go cuenta con 300 miembros activos, pero han pasado más de 5.000 voluntarios, explica Fernando Valverde, presidente de esta entidad y quien detalló cómo nació este deseo de ayudar a otras personas.
''Una noche nos reunimos con unos amigos a disfrutar de unas pizzas, después nos dimos cuenta de que aún quedaba comida que no queríamos desperdiciar; por ello, salimos a las calles a repartirla. Luego replicamos esta acción el siguiente fin de semana y así comenzamos a llamar a más amigos para que se unan''.
Fernando sostuvo que al principio donaban comida no tan elaborada, pero luego empezaron a hacerla más contundente. Actualmente, todos los lunes por la noche entre 40 a 50 voluntarios salen a repartir 300 tarrinas de comida en diferentes sectores del centro de Guayaquil. El punto de encuentro es Samborondón y desde ahí parten a las calles Boyacá, Alejo Lascano, 6 de Marzo, avenida 9 de Octubre, parques Victoria, Chile, y Malecón.
''Cuando salimos a repartir la comida, no solo la entregamos y listo. También compartimos tiempo con ellos, conversamos, los escuchamos, nos convertimos en sus amigos. Muchos piden que los ayudemos, que quieren salir de las calles''.
Muchas de las personas que son parte de esta Fundación son empresarios que siempre están dispuestos a colaborar.
Así otorgar ayuda a los demás es una labor que se debe practicar todos los días explican los voluntarios de Pan To Go, quienes manejan una agenda completa de actividades con los diferentes eventos que tienen que realizar a lo largo del año. (I)