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Ecuador, 30 de Enero de 2025
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El Telégrafo
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2 ecuatorianos más y una institución local fueron galardonados

Una quiteña de 34 años es la mejor educadora de 2014

María Belén tiene una propuesta del Ministerio de Educación para capacitar a varios docentes del magisterio. Foto: Jhon Guevara / El Telégrafo.
María Belén tiene una propuesta del Ministerio de Educación para capacitar a varios docentes del magisterio. Foto: Jhon Guevara / El Telégrafo.
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Recibió su título de educadora parvularia y cuando inició su labor profesional María Belén Camacho se dio cuenta de que había mucha dificultad para tratar la diversidad de niños dentro del aula y que debía especializarse. Así que viajó a Estados Unidos a estudiar una maestría en Educación Especial.

Aprendió que lo más importante es brindar una atención personalizada a los infantes, a los padres y a los educadores, porque reconoce que muchas veces los docentes no saben qué hacer, ni cómo actuar ante estudiantes especiales, por lo que ellos no tienen las suficientes oportunidades para desarrollarse en el entorno educativo.

“Nuestra idea es sentar las bases en el entendimiento de por qué los niños presentan las dificultades. Apoyamos a la familia y a  los educadores a comprender estos problemas a fin de poder crear ambientes que promuevan el desarrollo de cada uno de ellos, brindando el mismo nivel de oportunidades de acceso y participación”, comenta María Belén, de 34 años.
Precisamente esta iniciativa fue la que presentó la joven al programa Alas-BID de Premios al Desarrollo Infantil Temprano en América Latina y el Caribe.  

Tras una entrevista en la que profundizó la metodología que utiliza, su propuesta le mereció la distinción como mejor educadora del 2014, de entre 750 iniciativas presentadas de toda la región.

“Nos sentimos muy entusiastas con este tipo de iniciativas que promueven el desarrollo infantil. Creo que la atención a esta población en general ha mejorado, pero aún se puede hacer mucho más”, expresó María Liévano, subdirectora general de la Fundación Alas al momento de entregar la distinción.

Belén imparte la metodología en el centro Sensorium, en el norte de Quito, donde acuden alrededor de 60 pequeños de entre 3 meses y 15 años. Con pelotas de colores y legos logra desarrollar las capacidades y disminuir las dificultades.

Atienden a 60 niños con posibilidades de cancelar los $ 30 de la consulta y también tienen un programa subsidiado para 10 pequeños de escasos recursos que van los sábados. Belén planea construir otra instalación para atender a más niños de posibilidades limitadas.

“Es un honor que el país alcance esta distinción a nivel internacional. Eso demuestra que la educación es el pilar de los cambios que se verán a futuro”, señaló el viceministro de Educación, Freddy Peñafiel.

El centro Sensorium, que además tiene una extensión en la provincia de Santa Elena y en la que atiende a 30 niños, brinda capacitaciones permanentes a educadores interesados en aprender el manejo de la diversidad, sobre todo en la primera infancia y la edad escolar.

Estas son precisamente las etapas en las que esta educadora quiteña se especializó. Al momento estudia un doctorado en salud mental infantil y desórdenes del desarrollo en la primera infancia. Eso junto a todas las capacitaciones internacionales le han permitido acercarse aún más a la realidad de las familias de estos pequeños.

“Lo que nos interesa es que los papás vuelvan a creer en sus capacidades intuitivas y a partir de eso que generen más opciones de entablar interrelaciones positivas con sus hijos. Hemos creado un modelo que trata de entender las discapacidades de los niños y parte de la aceptación de esa dificultad no como un problema sino como una forma de aprovechar ese inconveniente”, dice la maestra.

Otros galardonados

A más de María Belén, el programa internacional reconoció el trabajo que cumple Gina Sisalema, quien fue finalista en la categoría de mejor educadora. Al momento ella dirige un jardín de infantes con 243 niños de escasos recursos en el que sobre todo se insiste en la estimulación temprana.

También se premió el trabajo que desarrolla Paulina Ponce a través de cuentos infantiles. Su obra ‘Secretos que incomodan’ fue finalista en la versión mejor publicación.

Mediante este libro la autora ayuda a padres y educadores con conceptos básicos como la prevención del abuso sexual infantil y de todo tipo de maltrato.

“Se les enseña a los niños más pequeños a distinguir entre un contacto físico apropiado e inapropiado y a saber decir que no a las caricias de alguien que les incomode”, contó la autora.

Además el Instituto de Investigación, Educación y Promoción Popular (Inepe) fue finalista en la categoría mejor centro. Esta entidad educa a niños de comunidades y vulnerables del sur de Quito.

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