La operación tiene un costo aproximado de $ 170.000
Un trasplante hepático salva a Mateo
A diferencia del riñón, el hígado es considerado como un órgano noble en un trasplante porque genera poca dificultad en la compatibilidad. A pesar de ello, la factibilidad del procedimiento, sobre todo con donantes vivos, es lo que complica su práctica en Ecuador.
Mateo V. nació con una atresia de vías biliares, por lo que tuvo una obstrucción del flujo de bilis del hígado a la vesícula generando una cirrosis del hígado. El diagnóstico fue dado al quinto mes de nacido y desde ahí los hospitales y laboratorios se convirtieron en la casa de sus padres C.V. y L.G.
Ambos debieron abandonar sus empleos en Cuenca y trasladarse a Quito para ayudar al pequeño en la lucha por su vida.
La misma enfermedad del infante le provocó una serie de complicaciones médicas que hicieron retardar la intervención quirúrgica. Tuvo infecciones virales, pérdida de peso, y hasta encefalopatías (pérdida de la función cerebral porque el hígado no es capaz de eliminar las toxinas que genera).
“Un trabajo importante del hígado es transformar en el cuerpo sustancias tóxicas en inofensivas, pero cuando este no funciona se presenta este tipo de complicaciones que se debe superar para luego pensar en el trasplante”, dijo Juan Aguilar, cirujano especialista en trasplante hepático.
Mientras el niño, que hoy tiene 22 meses de vida, solventaba esas dificultades, los médicos realizaban estudios profundos al estado de salud de los progenitores y, sobre todo, de la calidad de sus hígados.
Esos análisis determinaron que el donante apto era el padre. El procedimiento quirúrgico se desarrolló el 5 de septiembre de este año.
“Debemos observar las alteraciones anatómicas que existen en el hígado porque la cirugía consiste en cortarle una pequeña parte de ese órgano único, a fin de que funcione perfectamente y eso es lo más complejo (...). Se requiere la intervención de un equipo de especialistas comprometidos”, añadió Frans Serpa, jefe de trasplantes del Hospital Metropolitano, donde se desarrolló la cirugía.
En este caso se cortaron los segmentos 2 y 3 del hígado, que en conjunto pesaron alrededor de 250 gramos. “Estos segmentos se amoldan en la cavidad del hígado y evolucionará de acuerdo al crecimiento del pequeño”, afirmó Aguilar.
Tras dos meses de la intervención, el infante recibió el alta médica el último miércoles, pero debe tener cuidados especiales para evitar sobre todo infecciones, ya que la inmunosupresión (mezcla de varios medicamentos) que recibe para evitar un rechazo al órgano debilita el sistema inmunológico. La medicación -por lo general- es de por vida.
Según los galenos, no hay restricción en la ingesta de alimentos que debe recibir el niño acorde a su edad. El donador también puede desarrollar su vida con normalidad.
Es el tercer caso de trasplante hepático en Ecuador con donante vivo, desde hace 5 años que se inició con este tipo de operaciones, cuyo costo está valorado en alrededor de $ 170.000. Hasta ahora, las cirugías han sido canceladas por el IESS a través de los prestadores externos de la institución.