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Ecuador, 31 de Enero de 2025
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El Telégrafo
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En ecuador hay iniciativas de ecoproducción de prendas de vestir

Un pantalón necesita 1.500 litros de agua para llegar a la tienda y luego a su clóset (Infografía)

Hosh es una de las pocas marcas ecuatorianas que promueven la  producción, compra y uso sustentable de la ropa. El taller funciona en Quito. Foto: Carina Acosta / El Telégrafo
Hosh es una de las pocas marcas ecuatorianas que promueven la producción, compra y uso sustentable de la ropa. El taller funciona en Quito. Foto: Carina Acosta / El Telégrafo
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Mayra Jácome adquiere cada mes una nueva camiseta y vestidos para su nena de 5 meses de edad. Estima que en promedio compra alrededor de un kilo en ropa a su hija. Aunque regala lo que ya no se usa, se siente inquieta porque ha escuchado que las prendas tienen carga ambiental. “Sé que hay todo un proceso de industrialización hasta obtener las prendas que usamos y que todo eso genera contaminación en el agua de mares y ríos”, comenta.

La joven madre quizás no conozca los estudios en detalle del impacto de la industria textil, pero tiene razón. Solo para confeccionar un pantalón se necesitan alrededor de 1.500 litros de agua y otros 700  para la coloración, fijación y limpieza del producto. Si la prenda es de poliéster, un material que proviene netamente del petróleo y es plástico, tarda en degradarse de 3 a 5 años. Cuando este material empieza a descomponerse sus polímeros y tintes contaminan el suelo y las fuentes hídricas.

El algodón, el cultivo más tóxico del mundo, utiliza más de un 25% de los insecticidas en el mundo y el 12% de los pesticidas. Estos son datos recopilados de la organización ecológica Greenpeace y de la firma Brown & Wilmanns Environmental.

Greenpace va mucho más allá y desde 2010 mantiene una campaña mediática y de guerrilla (en las calles) para liberar o ‘detox’ (nombre que utilizan) de químicos a las prendas de vestir. El blanco son las principales casas de moda, como Zara, cuyo propietario Armancio Ortega, es considerado uno de los empresarios más ricos del mundo.

De acuerdo a un reporte de la ONG, realizado en 2011, las principales marcas de moda, incluso las deportivas, utilizan químicos peligrosos que contribuyen a la contaminación del agua.

“Una de las principales conclusiones que obtuvimos es que todas las marcas analizadas tenían varios artículos que contenían Etoxilatos de nonilfenol (NPE), que se degradan y y producen una sustancia que actúa como disruptor hormonal. Las concentraciones más elevadas, por encima de 1.000 ppm (mg/kg) se encontraron en las prendas de Zara, Mango, Calvin Klein, entre otras” anunció Yifang Li, responsable de la campaña de Tóxicos de Greenpeace en Asia Oriental.

En virtud de eso, esta organización busca que exista un “vertido cero” de sustancias químicas peligrosas hasta 2020.

Greenpace identificó al menos 7 componentes tóxicos incorporados en el proceso de fabricación de una prenda, mostrando que todo lo que usamos y nos ponemos al salir a la calle tiene su huella ambiental y en la salud.

Por ejemplo, uno de los ‘ingredientes’ más tóxicos es el colorante azoico, usado para teñir las blusas, pantalones, etc.

Cuando se compra un vestido de un color poco usual, un verde fluorescente, por ejemplo, esta tonalidad fue creada usando el colorante y por tanto es artificial. En el proceso de lavado y teñido esta sustancia va a los ríos contaminando el hábitat de las especies. Además, hay estudios indicando que los colorantes azoicos serían cancerígenos.

¿Cómo inicia el proceso?

A nivel mundial se estima que una persona compra en promedio entre 12 y 15 kilos de ropa al año, prendas que para su confección generan consecuencias ambientales desde el momento en que se obtiene la materia prima.

En la obtención de las fibras naturales se emplean fertilizantes y plaguicidas químicos, perjudiciales para el equilibrio ecológico.

Las fibras sintéticas son derivadas del petróleo, un recurso no renovable y que ocasiona en un impacto enorme al cambio climático.

En la producción textil se usan químicos como ftalatos para estampar imágenes. Debido a que no existe una normativa fija en países del tercer mundo, donde se fabrica la ropa, los desechos de las sustancias usadas se vierten en los ríos.

Cuando el consumidor desecha la ropa, porque simplemente cambió la temporada o le quedó grande, al llegar a los botaderos los ftalatos se desintegran y llegan a las aguas subterráneas. Además, el 70% de la ropa que se elabora en el mundo se confecciona en los paísesde China, Camboya, Vietnam, Indonesia, Nicaragua, en condiciones precarias a sus empleados que básicamente son mujeres.

¿Recuerda el derrumbe en la fábrica de Bangladesh en 2013? El inmueble albergaba 5 maquilas para marcas extranjeras y ante el peso se derrumbó dejando 1.022 muertos y más de 2.000 heridos. Bangladesh tiene la mano de obra más barata del planeta.

Producción más amigable

Dentro de la industria textil hay otro tipo de moda, de personas que usan materiales orgánicos y reciclados para impactar lo menos posible en el ambiente.

Con esa premisa nació Hosh una marca de ecodiseño que hoy tiene su propia tienda en Quito, donde las mujeres exponen ropa de toda talla, cremas, jabones y hasta aretes elaborados con papel. “Todos los productos son realizados con materia prima reciclada y fibras de origen animal y vegetal”, dice Leandra, una de las administradoras.

En el local que se levanta en el barrio La Floresta, se encuentra en el centro norte de Quito, las pequeñas artesanas tienen su espacio para exhibir productos elaborados de forma manual y sin ningún tipo de explotación laboral, ni intermediación.

El diseño es ecológico desde el piso, en el que resaltan las llantas de bicicleta con papel vitrificado, como tapetes hasta los estantes fabricados con madera reciclada donde cuelgan los diseños de ropa. Esta filosofía de ropa sostenible, al igual que la moda, es una tendencia, pero que de alguna manera promueve usar menos poliéster y ropa sintética.

Aunque lo ideal tal cual sugiere Gema Gómez, del blog de ecomoda Slow Fashion en España, es comprar ‘menos’ y vivir más.

DATOS

Para producir un kilo de algodón se utilizan 10.800 litros de agua. En el mundo se produce anualmente alrededor de 25 millones de toneladas.

Los tintes sintéticos son más baratos que los naturales y ofrecen un nuevo rango de colores (fosforescentes, metálicos). Se fijan por más tiempo en las telas y se producen rápidamente en grandes cantidades.

Cuando una prenda deja de usarse puede aprovecharse su tejido para elaborar un accesorio y evitar que ese material llegue a la basura con la eminente contaminación que implica en el ambiente.

Existen ferias ecológicas en varias ciudades del país, como en Quito, donde se comercializan prendas de vestir que aún pueden usarse. Otra forma de no contaminar es donar la ropa usada a los familiares u organizaciones sociales. Pero lo mejor es controlar el impulso de comprar

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