Un día en Mindo
Un pequeño lugar donde sus sonrientes habitantes esperan con ansias la llegada de los turistas. Muchos de ellos abren sus establecimientos comerciales y artesanales en el parque central a la espera de que arriben visitantes, pues durante más de un año estuvo casi vacío.
En este trayecto, el primer punto para visitar es la Hostería Mindo Garden, situado a cuatro kilómetros del centro de la parroquia. Lo primero que se observa son plantas de bambú, que agrupadas entre sí envuelven el silencio en un ambiente de calma y tranquilidad.
En el lugar habitan más de 700 especies de aves que vuelan libres por toda la zona. Los propietarios de la hostería llegaron hace 24 años a Mindo para proteger la flora y fauna. Después decidieron construir cabañas para emprender en el turismo.
El avistamiento de aves no es el único atractivo. Los visitantes pueden alquilar bicicletas ecológicas elaboradas con bambú y ensambladas con fibra de carbono para obtener más resistencia y flexibilidad. Subirse en una de ellas es una experiencia muy particular porque con cada pedaleo se siente facilidad para movilizarse por los senderos. Los más aventureros se animan a lanzarse por caminos de todo tipo y sentir la adrenalina a mil por hora.
La magia de Mindo es que al recorrerla se escucha el paso incesante del agua en los riachuelos, el revoloteo de las diminutas alas de los insectos y el trinar de los pájaros. Un lugar privilegiado para observar especies endémicas es el Mariposario.
Es un invernadero gigante y rústico, con plantas, macetas y frutas dulces; donde viven más de mil especies de mariposas. Estos lepidópteros nacen, crecen, se reproducen y mueren allí.
En promedio nacen entre 140 a 200 mariposas al día, a las que se puede alimentar con tan solo sumergiré la yema del dedo índice en el dulce de una cáscara de plátano. El cosquilleo que hacen al posarse sobre el dedo genera risas y sorpresa en los visitantes.
Se acerca el medio día, al salir del Mariposario hay una carretera que dirige al área de protección Minjoy Park. Su atractivo son las majestuosas cascadas de agua cristalina.
Allí fue instalado un teleférico, de dos kilómetros de altura, para observar un manto verde de naturaleza y, entre las copas de los árboles, el veloz aleteo de los colibríes.
La tarabita de montaña, un transporte rápido y accesible a 150 metros de altura, ofrece una experiencia agradable y segura que te traslada a la entrada del conocido ‘Santuario de Cascadas’. Nambillo y Reina son dos de las más conocidas y populares, donde los viajeros se atreven a realizar actividades extremas como el canopy y el jumping.
Después de probar la comida que los pequeños locales ofrecen, el último tramo del recorrido es en el Mindo Coffe Shop. El aroma a cafeína se percibe desde el ingreso y producen unas ganas instantáneas de beber una taza de café acompañada de un delicioso postre.
Cuando menos te das cuenta, el sol se habrá puesto y la oscuridad invadido las angostas calles de Mindo. Esta localidad, a dos horas y media de Quito, te espera para aprovechar al máximo tu tiempo libre.
