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Ecuador, 23 de Enero de 2025
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El Telégrafo
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Un adulto necesita entre 50 y 100 gramos de azúcar en su dieta diaria

Datos del Ministerio de Salud indican que más del 50% de productos procesados tiene etiqueta roja. Foto: Santiago Aguirre / El Telégrafo
Datos del Ministerio de Salud indican que más del 50% de productos procesados tiene etiqueta roja. Foto: Santiago Aguirre / El Telégrafo

Elizabeth Moreno consume con regularidad cereales de caja en su alimentación. Prefiere siempre aquel que lleva el dibujo de una silueta perfecta. Según la publicidad del producto, está elaborado con el 39% de trigo integral y esto facilita la digestión y no engorda.

Luego de la implementación del etiquetado semáforo, en agosto de este año, Elizabeth pudo comprobar que su acostumbrado cereal tenía altos niveles de azúcar. Hoy cree que las empresas mentían, porque aquello que se vendía como dietético no era tal. 

La etiqueta semáforo estipula en 3 colores la cantidad alta, media o baja de azúcar, grasas y sal. “Por lo general consumo al menos 5 veces a la semana el cereal, pero me da miedo ahora de que si continúo así, tenga algún problema médico después de tanta azúcar”, confiesa.

Su inquietud la comparte Fernanda Caiza, quien es madre de familia y a diario envía como lunch  un yogur a su hija Leslie. La mayoría de estos productos también posee una etiqueta roja en contenidos de azúcar.  “Me queda la duda, parecería que la gaseosa y el yogur son igualmente perjudiciales”, añade.

En una dieta de 2.000-2.200 kilocalorías (lo aconsejable para un adulto), el aporte de azúcar oscila entre el 10% y el 18% del total de calorías diarias, lo cual supone consumir entre 200 y 400 kilocalorías respecto del total del valor energético. Esto equivale a un mínimo de 50 gramos de azúcares y un máximo de 100 gramos de consumo diario.

La diferencia de más o menos azúcar está condicionada por el sexo, la situación particular y las exigencias físicas y energéticas individuales: a mayor desgaste físico, mayor es la ‘permisión’ en el consumo de azúcares

La nutricionista del Hospital Metropolitano de Quito, Isabel Cevallos, indica que los productos toman en cuenta la sal y el azúcar añadidos para preservar los productos y por ello tienen etiqueta roja.
Aclara que el semáforo está basado en 100g del producto, pero que debería leerse además la información nutricional que cada uno presenta y que detalla los nutrientes adicionales por porción.

“Si tenemos un yogur alto en azúcar se tendrá que dosificar la ingesta de este ingrediente en el resto de comidas del día, o se puede mezclar con yogur natural para bajar la concentración dulce”, dice Cevallos.

A criterio de la doctora, el uso del semáforo no está atacando realmente la raíz del problema que es la educación nutricional. “Antes el consumidor no sabía cómo leer el etiquetado clásico y ahora es mucho más fácil interpretarlo pero ahí no están todos los nutrientes, solamente hay 3. Es necesario leer el etiquetado clásico porque ahí se detallan las vitaminas, minerales, proteínas y grasas específicas”.

Las advertencias de azúcar, sal y grasas también llegan a los productos vendidos como ‘light’.
Según Cevallos, una persona que cuida demasiado su figura puede inducirse a no consumir nada si ve niveles altos o rojos en los alimentos procesados.

Por su parte el médico internista especialista en diabetes Ricardo Garcés considera que para lograr un cambio en los hábitos de consumo de la población es necesario trabajar en educación e iniciar con profesionales en salud, pues cree que no todos están preparados para orientar a los pacientes. El etiquetado de productos no basta.

“Hay muchos mitos que aún se conservan en el país y que se comprobaron que no son reales, como es el caso de las grasas; pero en ese sentido muchos aún no lo entienden y siguen considerando a estos alimentos como nocivos”, dice.

El profesional además recalcó que el hecho de que una persona sana consuma diariamente un yogur alto en dulce no significa que con el tiempo va a tener diabetes. “El paciente que desarrolla diabetes nace con la predisposición genética para esta enfermedad”, puntualiza.

Añade que se debe incentivar el ejercicio, “esto más una alimentación balanceada, no hay riesgo de sobrepeso”.

Los especialistas indican  que es muy pronto para asegurar que el etiquetado de alimentos ha cambiado los hábitos de consumo por completo. La transformación saludable es una mezcla de educación, información y actividad física.

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