Turistas de Sígsig disfrutan de su joya arqueológica
A siete kilómetros del centro del Sígsig, atravesando un largo de un camino pedroso y rodeado de naturaleza, está el Museo de la Asociación Comunitaria Chobshi. La edificación de adobe y madera lleva a recorrer el pasado a través de su reserva.
Este es el primer sitio que usualmente visitan quienes recorren el complejo que es parte del territorio de construcciones astronómicas eminentemente cañaris.
El complejo está integrado por cuatro elementos: la Cueva Negra, el Castillo o Fortaleza de Duma, Shabalula y El Pailón.
El historiador José Faicán cuenta que es un lugar de gran importancia, debido a los primeros asentamientos humanos que se han encontrado en el lugar.
El museo conserva los vestigios propios del lugar. Ahí se admiraran algunas piezas utilizadas por los aborígenes del lugar, entre las que se encuentran lanzas, cuchillos, vasijas con figuras humanas, cráneos, utensilios, hachas y piedras.
El paseo continúa en la Cueva Negra de Chobshi, ubicada a 10 minutos del Museo -a pie-, es el sitio arqueológico más importante de Sígsig.
Hernán Cabrera, guía del lugar, cuenta a los visitantes que se cree que ahí habitaron las primeras generaciones del Austro del país; tiene una antigüedad de 12.000 años.
La cueva, de la que se obtuvieron 40 tipos de artefactos líticos, fue descubierta por una banda de cazadores y recolectores que la utilizaron para protegerse del sol, la lluvia y los depredadores.
El guía también les dice que es un territorio lleno de leyendas, historias y tesoros.
El próximo lugar a visitar es el Castillo o Fortaleza de Duma, que se encuentra a cinco minutos de la Cueva Negra. La construcción más grande del territorio cañari tiene una dimensión de 115 metros de largo por 22.8 de ancho.
El castillo está dividido en tres espacios, que eran asignados a la tropa, los soldados y a la familia del Cacique. La construcción de este castillo es significativa para los sigseños.
Edmundo Moscoso, habitante del sector, cuenta que “hipotéticamente, la fortaleza fue construida en un día”, con un total de 23.500 piedras de origen volcánico, y que servía para la protección de las tropas y la familia del cacique.
Dentro de este mismo sector, se encuentra el camino cañari y el camino de vigilancia, que fueron ubicados en zonas estratégicas de la montaña para así evitar una invasión enemiga.
La siguiente parada es El Pailón, sitio paisajístico en el que antiguamente se podía apreciar una cascada y una gran laguna que eran utilizadas por los habitantes para realizarse limpias y recargas de energía.
Cabrera señala que el fallecido historiador Napoleón Almeida lo consideraba un santuario de altura. Actualmente, la cascada y la laguna prácticamente han desaparecido por la escasez de agua, aunque aún se puede apreciar el paisaje.
Antes de finalizar la visita al antiguo mundo cañari, es importante conocer Shabalula, una casa unicelular (de una sola estructura) usada para ritos ceremoniales, en la que hay una estatua de la cabeza de una serpiente hecha en piedra y una roca con el rostro del inca.
Esta casa era usada para la custodia del territorio cañari, según la tradición. (I)