Traje de la chola cuencana conserva la elegancia y la tradición
Varias mujeres alquilan trajes de la chola cuencana para desfilar en estas fiestas. Pero esta indumentaria no solo existe para las fechas especiales, aún lo utilizan como vestimenta cotidiana algunas cuencanas.
La pollera se remonta a la Colonia, las mujeres dejaron sus túnicas por las faldas que les permitían realizar sus actividades cotidianas con más comodidad.
Los bordados los acoplaron a las técnicas artesanales de los españoles.
Era y es un atuendo costoso y esto se podía observar en los bordados y las piedras utilizadas,; la mujer que más detalles tenía en sus polleras mostraba también una buena posición económica.
Ahora son pocas las mujeres que se visten con el traje de chola porque es costoso. Un atuendo puede valer desde $ 200 hasta $ 1.000, todo depende de las telas que se utilicen y el trabajo en el bordado.
Solo un bordado, el más sencillo, cuesta $ 50. Las polleras son anchas para un mayor bamboleo al caminar y facilidad para trabajar.
Los bordados a mano de la parte baja, antes, tenían hasta 20 centímetros de ancho. En ese espacio se imponían figuras como escudos, aves, flores, hojas, pavos reales y sobre esto gran cantidad de lentejuelas, mullos y canutillos que daban brillo, elegancia y distinción.
Las flores y hojas son estilos de Castilla, de España, según se cita en una tesis de la Universidad del Azuay, cuya autora es Isabel Borrero. Ella, igual plantea que el bordado de Cuenca se diferencia de otros lugares como Paute, Gualaceo y Chordeleg, porque es más colorido y sobresalen las flores.
Antes para confeccionar el centro y el bolsicón se utilizaba la bayeta, hecha con lana de borrego que era tejida y luego tinturada con pinturas naturales; luego vino el paño y la gamucilla.
Ahora es el terciopelo strech. La tela guipur es la apropiada para elaborar la blusa. El sombrero es hecho con paja toquilla también, es tejido a mano.
En la vestimenta de la chola cuencana perdura indeleble esa tradicional esencia y elegancia. (I)