Trabajadores autónomos, sin plan b ante el coronavirus
La pandemia del coronavirus (covid-19) pone en jaque a pequeños comerciantes y personas que trabajan independientemente en Ecuador. Ahora tienen que buscar una nueva salida antes sus problemas económicos.
En Ecuador se confirmó el primer caso de coronavirus el sábado 29 de febrero. Así empezaron las restricciones a tal punto que hay un nuevo toque de queda que rige desde mañana miércoles 25 de marzo de 2020, desde las 14:00 hasta las 05:00 en todo el país.
Paúl Alvarado es un fotógrafo profesional, antes trabajaba para un conocido medio de comunicación; luego que lo liquidaron decidió ser independiente. Ofreció sus servicios en eventos sociales y con el dinero de la liquidación compró un auto para dar servicio de taxis.
Ante la emergencia del coronavirus, ahora Alvarado no cuenta con ese ingreso que percibía por los eventos que salía a cubrir. También el carro que adquirió no genera dinero. "Es triste todo lo qué está pasando, pero hay que seguir. Por ahora mi esposa está afrontando todos los gastos", dijo.
El mismo panorama vive Elena Poveda, una madre de familia que salía todos los días a lavar ropa a mano en sectores del norte de Guayaquil, como Ceibos, Urdesa y Samborondón. Ahora su clientela se redujo a nada.
"Las señoras de las casas grandes me dijeron que ya no quieren que acuda hasta sus viviendas; dicen que tienen miedo que las contagie", cuenta la madre de familia que habita en el sector de Vergeles.
Alexandra Véliz, quien reside en Villamil Playas y trabajaba en un comedor ubicado cerca de la playa, se siente desesperada. No generar un ingreso extra y ser una carga para su hijo de 28 años la tiene mortificada. "Antes trabajaba en el comedor. Tenía más ingresos en la temporada de feriados y fines de semana, pero todo eso de repente cambio", explicó.
Fernanda Pionvela cerró su negocio, un acogedor lugar de comidas rápidas en el sector de Mucho Lote 2. La mujer, que también se desempeña como asistente administrativa de logística en una multinacional, no ha sentido mucho el golpe económico que se empieza a vivir por el covid-19, pero confiesa que tiene mucha pena por los trabajadores que laboraban con ella en el restaurante.
"Ellos están suspendidos hasta segunda orden, esperemos que todo mejore, de lo contrario procederé a cerrar el negocio y liquidarlos".
Todos los entrevistados coincidieron en que no tienen un plan B ante estás circunstancias; nadie estaba preparado dicen, solo tienen la ilusión que todo vuelva a la normalidad. Por ahora, se encuentran tomando las respectivas medidas para evitar cualquier contagio y teniendo las suficientes provisiones para su familia. (I)