Tormenta de citocinas agrava el sistema inmunitario
Una tormenta de citoquinas (o tormenta de citocinas) es una reacción inmunitaria defensiva potencialmente mortal.
Una vez que un agente infeccioso ingresa a un organismo, el sistema inmunitario emite una respuesta de dos tipos: celular y humoral.
Cuando las citocinas, encargadas de aumentar la actividad inmune, se vuelven demasiado abundantes, es posible que el sistema inmunológico no pueda detenerse provocando la tormenta de citocinas.
A medida que ocurre este evento en el organismo, las células inmunes se propagan más allá de las partes infectadas del cuerpo. De esta manera atacan tejidos sanos, devoran glóbulos rojos y blancos, y dañan el hígado.
Por su parte, en la sangre se empiezan a formar coágulos en todo el cuerpo, lo que ahoga aún más el flujo sanguíneo.
Si los órganos del cuerpo no reciben suficiente sangre, el paciente entra en shock y sufre daños permanentes en los órganos, lo que puede causar la muerte.
No tratar este evento en una etapa temprana puede ocasionar problemas en los pacientes con covid-19.
Según el doctor Francisco Andino, “en Ecuador, la gran mayoría (de pacientes con covid-19) presentó movilidad de ferritina, que es un derivado de glóbulos rojos, de PCR -marcador biológico que permite medir inflamación sistémica- y la interleuquina”.
El 30% de personas que adquirieron el covid-19 generaron la tormenta de citocinas. “La tormenta va a provocar otros marcadores biológicos de elevación que generan un retroceso del paciente”.
Por ello, Andino resalta que la intervención en los pacientes debe ser en la primera de las tres etapas de la enfermedad. Es decir, en la etapa vírica.
En Filadelfia, los doctores que tratan a pacientes con tormenta de citocinas recetan el Sarilumab, un anticuerpo monoclonal humano contra el receptor de interleucina-6, desarrollado para el tratamiento de la artritis reumatoide.
Otros médicos propusieron tratamientos con Tocilizumab, otros con anticitocinas o esteroides. Este último, según investigadores estadounidenses, podría ser contraproducente, pues aún no está verificado si los esteroides son beneficiosos o dañinos para el covid-19.
Pero las tormentas de citocinas no son nuevas. Ya fueron reconocidas al causar muertes en la pandemia de gripe de 1918 y el brote de SARS en 2003. (I)
Mascarillas y aislamientos
Según un estudio dirigido por científicos de las universidades británicas de Cambridge y Greenwich, el uso generalizado de las mascarillas entre la población podría reducir la transmisión de covid-19 a niveles controlables y podría evitar nuevas olas de la enfermedad. Esto, siempre y cuando esté acompañado de cuarentenas.
La documentación señala que los confinamientos por sí solos no detendrán una nueva ola de covid-19. Por ello, explican que las mascarillas, aunque sean caseras, pueden reducir los índices de transmisión.
Detallan que las dos medidas, además de controlar la pandemia, permitirán dinamizar la economía antes de que se desarrolle una vacuna eficaz contra la enfermedad.
Las conclusiones del estudio se publicaron en la revista científica Proceedings of the Royal Society. (I)
