Aunque aún no se conoce el tiempo exacto que tendrán los institutos superiores, técnicos y tecnológicos del país para convertirse en centros universitarios, Augusto Barrera, titular de la Secretaría de Educación Superior Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), adelantó que de los 174 establecimientos de este tipo, 100 entrarán al proceso de conversión.

En Quito, uno de los centros que se prepara para el cambio es el Instituto Central Técnico (ITSCT), el cual -según el funcionario- es “bastante estructurado y ahí el proceso puede ser muy rápido”.

En el Central se forman 2.178 estudiantes.

Es jueves, 10:00, y en una de las 24 aulas del ente educativo siete jóvenes aprenden matemáticas, mientras el docente Ismael González plantea, en el pizarrón, unos ejercicios de logaritmos.

Cerca de 20 metros de ese lugar otro grupo también recibe clases, pero ahí no hay pizarra, tampoco pupitres ni libros. Esos accesorios son remplazados por mandiles azules, gafas protectoras y maquinaria que los chicos manejan. Algunas -incluso- fueron desarrolladas por los alumnos. Uno de esos equipos es el molino de reciclaje.

El diseño estuvo a cargo de los docentes, mientras que la fabricación de Luis Acuri, del segundo año de Mecánica. El estudiante tardó tres meses en desarrollar y fabricar el proyecto, que se enfoca en la reutilización del papel.

José Luis Flores, rector del instituto, enfatiza que el objetivo de que los estudiantes desarrollen sus ideas es formarlos como emprendedores.

Desde el actual semestre, el centro se planteó una misión: ser una “especie de incubadora de empresas para los alumnos”, dijo el rector.

Con el material reciclado en el molino, por ejemplo, se pueden elaborar tarjetas para venderlas en un día festivo, indica el funcionario.

El ITSCT oferta seis carreras en dos modalidades: presencial y dual. Esta última es una propuesta pedagógica innovadora, que articula la enseñanza teórica con la práctica en empresas, en ambientes laborales reales.

El fin es formar profesionales capacitados y listos para enfrentar los retos del sector productivo. En el ITSCT los estudiantes de esta modalidad asisten a clases teóricas por 11 semanas.

Después se vinculan a una empresa en la que su permanencia es a tiempo completo por tres meses.

En la actualidad, el ITSCT mantiene convenios con 70 empresas privadas para que sus alumnos hagan prácticas preprofesionales y duales.

La repotenciación
A través de la formación técnica -dice Barrera- el Estado busca democratizar el acceso a la educación superior. Para ello se trazó un plan de fortalecimiento en el que se invertirán $ 265 millones.

El monto se usará en la  dotación de equipos. “No solo se trata de mejorar la infraestructura, sino de mejorar el cuerpo docente, los laboratorios, la calidad de formación y el nivel de educación”, dijo el titular de la Senescyt.

El plan de fortalecimiento gira en torno a cinco ejes: la creación de un subsistema de formación técnica; un modelo desconcentrado y oferta en red; reorganización de las carreras; fortalecimiento pedagógico y de infraestructura.

En el Central Técnico los alumnos y los docentes conocen del plan.

Para Andrés Peralta, del tercer año de Electrónica, la posibilidad de que el título que logrará sea reconocido y pagado como uno universitario es gratificante. Hace tres semanas se vinculó a una empresa y va al instituto en la jornada nocturna.  

Según Flores, el 40% de los egresados logra vincularse a una plaza de trabajo. (I)

En el Instituto Técnico Superior Central Técnico (Itsct) existen 24 aulas. En esos espacios los alumnos reciben clases teóricas. Lo aprendido lo practican en talleres. Foto: John Guevara / El Telégrafo