Terapias afectivas con perros dan apoyo a adultos mayores
Espera con ansias la llegada de sus amigos de cuatro patas. Se trata de Benjamín Segura (85), un adulto mayor que vive en el Hogar del Corazón de Jesús desde hace 9 años.
Aunque su andar es más lento y su capacidad de oír ha disminuido, eso no importa al momento de recibir cariño de los perros que visitan todos los martes este lugar.
''No hay trucos, ni son canes de servicio, solo son animales que vienen hasta esta casa hogar, lo que ha permitido crear un vínculo afectivo con los residentes'', explica la psicóloga Vanessa Zambrano.
Kía, Petit, Coco, Lucas, Nano y Mila, llegan hasta este espacio con sus propietarias Mónica Toledo y Soledad Manzo. Ambas reparten a los perros en una de las salas utilizadas como espacio de entretenimiento.
Las largas pestañas de Kía -una schnauzer de 3 años- acarician el rostro de Raquel Chang, de 99 años. ''El tiempo es corto y me gusta estar junto a ella (Kía)'', dice la adulta mayor de descendencia china.
Estar ante Raquel hace pensar que está próxima a cumplir 100 años y aunque su mente está tan lúcida su audición falla, pero eso no impide compartir con los canes.
Raquel no tuvo hijos, solo una sobrina la visita, su cuidadora es la que la lleva hasta la sala donde se realizan las terapias afectivas.
Pero ¿cómo se creó este espacio de intercambio afectivo entre los residentes y los perros?
Todo inició en febrero de 2018, por la necesidad de dar un poco de alegría a los adultos mayores que muchas veces se encuentran aislados y no quieren hablar.
''Trabajamos de manera individual y grupal con los residentes, pero a todos no les gusta hablar; en cambio con los perros se muestran más abiertos'', explica Vanessa Zambrano, psicóloga del hospicio.
El chihuahua más cariñoso
Los perros también han cambiado en su comportamiento. Esta terapia no solo es para los adultos mayores, puesto que los canes también se han adaptado a ellos.
Desde hace dos años Mónica Toledo está a cargo de Nano, un chihuahua que era agresivo pero traerlo desde hace tres meses al hogar lo ha ayudado a que sea uno más del grupo.
''Teníamos que transportarlo con bozal y con una pechera porque era bravo; pero el contacto con los abuelitos lo ha hecho más tierno, se deja coger por todos y es el más pedido por ser pequeño''.
No es canoterapia
En el hogar del Corazón de Jesús buscaban dar canoterapia (metodología que involucra el uso de perros de ayuda) pero se contactaron con Mónica y Solange y ellas ofrecieron sus perros para dar terapia afectiva a los adultos mayores.
''Trabajamos con nuestros perros que son canes de apoyo emocional. Ellos están certificados y entrenados para poder manejarse en lugares públicos'', explica Mónica.
El entrenamiento ideal
La raza de perro es indiferente durante el proceso de entrenamiento del animal. Se lo amaestra desde cachorros para adaptarlos a que aprendan a lidiar con situaciones incómodas de alto estrés y tensión.
Soledad Manzo, certificada por la Asociación Nacional de Adiestradores Caninos Profesionales de España, apunta que el entrenamiento que reciben los canes radica en que se porten bien con los humanos, que se dejen tocar, que se dejen halar.
''Los perros pasan por un proceso de desensibilización. Esto es un ejercicio de mucha concentración y de dar todo el tiempo''.
El perro más juguetón no es el más idóneo explica la entrenadora canina; por ello, resalta que existe un proceso largo para elegir a un can de energía media y que siempre busque dar.
Entre los próximos proyectos que tienen estas dos amigas está el de llevar a los perros a otras entidades o fundaciones pero para ayudar a niños.(I)