La intervención se efectúa en 30 países. Por primera vez en Ecuador
Técnica cardiaca japonesa salva la vida de 8 personas (Infografía)
Habían pasado 24 horas desde que los médicos le realizaron una intervención cardiaca y el azogueño Jorge Molina no presentaba ningún malestar posoperatorio. Aunque debía movilizarse en silla de ruedas por recomendaciones médicas, Molina aseguraba que las molestias con las que entró al área de hemodinamia del Hospital del IESS Teodoro Maldonado Carbo, en el sur de Guayaquil, habían desaparecido.
El hombre de 64 años contó que el 10 de diciembre pasado presentaba fuertes dolores en el pecho y a las 3 de la madrugada le dio un infarto, por lo que los médicos del hospital en Cuenca debieron implantarle un stent (endoprótesis vascular) en el brazo.
Pero las operaciones para Jorge no terminaron ahí, necesitaba 2 más para solucionar la obstrucción en sus arterias. La ayuda le llegó con el cardiólogo japonés Shigeru Saito, quien vino a Ecuador para salvar la vida de 8 pacientes con una técnica especial usada en su país desde 1985.
Cuando se inició esta técnica, las probabilidades de mejoría de los pacientes eran de entre el 55% y el 60%, pero conforme han evolucionado la tecnología y los materiales usados, los resultados favorables llegan al 90%.
Ricardo Quizphe, jefe de hemodinámica del hospital del IESS José Carrasco Arteaga de Cuenca -quien formó parte del equipo médico que aprendió la técnica en Ecuador-, explicó que los 8 afiliados escogidos para las intervenciones presentaron lesiones crónicas en las arterias coronarias, producto de un infarto a consecuencia de enfermedades como hipertensión, diabetes, colesterol o el consumo de tabaco. “Estos pacientes conforme avanza el tiempo van creando problemas en sus arterias, al punto de que en un momento dado se les obstruyen y empiezan a tener síntomas como dolores de pecho”, dice Quizphe.
¿En qué consiste la técnica?
El procedimiento incluye la colocación de catéteres especiales de mayor calibre en comparación con los usados en las angioplastias convencionales. “Se pasan unas guías especiales coronarias que sirven para atravesar esas oclusiones crónicas con la ayuda de catéteres y microcatéteres, la mayoría producidos en el mismo Japón”, dijo Marcos Ortega, jefe de hemodinámica del hospital del IESS Teodoro Maldonado Carbo. Agrega que una vez atravesadas esas obstrucciones, se logra restablecer el flujo normal de las arterias en los lugares que estuvieron cerrados.
Ortega señaló que la intervención aplicada por el experto japonés se realiza vía femoral (piernas), por lo que a cada uno de los pacientes se les hizo una incisión de 1 cm para introducir los catéteres.
Dentro de estos, a su vez, se introdujeron microcatéteres que permiten pasar un sinnúmero de cuerdas que ayudan a abrir el tejido que está cerrado. Una vez que se consigue pasar las cuerdas, ahí se empieza a hacer el implante del stent.
Su colega Quizphe explicó que el stent, conocido como una prótesis metálica, en forma de malla plegada sobre un balón, permite abrir completamente la arteria y el flujo de sangre. Este proceso se logra cuando el stent se hincha para que se adhiera a las paredes coronarias.
Adicional al equipo de angiografía, un ultrasonido intravascular coronario permitió ver la parte interna de la arteria y así hacer un mejor implante.
La recuperación tarda 2 días
Según Quizphe, en el país ya se realizaban las angioplastias coronarias con implantes de los stents, pero no cuando las arterias se han obstruido por completo. De ahí lo novedoso de la técnica porque permite salvar vidas humanas que se creían perdidas.
“Cuando se obstruye al 100%, la forma de la arteria y la composición de la obstrucción cambian completamente; se vuelven obstrucciones que están con otro tipo de tejidos más duros que impiden que pasen los materiales de angioplastias convencionales”, señaló.
Los pacientes intervenidos han tenido oclusiones del 50, 60 y 70%, pero cuando llegaban a la obstrucción total se les recetaba medicamentos o se les realizaba una cirugía de corazón abierto.
El médico Saito ha impulsado la técnica en 30 países y en Latinoamérica en naciones como Argentina, Brasil, Chile, Perú, Colombia, Cuba, México y Costa Rica. Las complicaciones son menores y una de las ventajas es que se evita el corte del esternón y hay una recuperación más rápida, puesto que en 2 días el paciente es dado de alta.