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El suicidio, una problemática global que requiere de políticas públicas

El suicidio, una problemática global que requiere de políticas públicas
El Telégrafo
10 de septiembre de 2020 - 20:09 - Silvia Murillo

Más de 800.000 personas se quitan la vida cada año, lo que representa una muerte cada 40 segundos. El suicidio es la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), entre las principales causas de mortalidad, hasta el 2019, en el rango de edades entre los 18 y 29 años de edad, el 6,6% (261) corresponde a “eventos de intención no determinada”. En los adolescentes el porcentaje es de 8,3% (69).

Mientras que el Observatorio Social de Ecuador registra tres provincias con el mayor número de suicidios en adolescentes: Galápagos, Zamora Chinchipe y Cañar. De este grupo, el 26% son indígenas y el 21% corresponde a los mestizos.

De ahí que Galápagos llega al 25,54%, Zamora Chinchipe al 20,7% y Cañar al 17%, en esta provincia en particular es por la migración.

Este 10 de septiembre se recuerda el Día Internacional de la Prevención del Suicidio. La OMS indica que es un grave problema de salud pública; no obstante, es prevenible mediante intervenciones oportunas, basadas en datos fidedignos y a menudo de bajo costo.

Para que las respuestas nacionales sean eficaces se requiere una estrategia de prevención del suicidio multisectorial e integral.

En el Plan de acción sobre salud mental 2013-2020, los Estados Miembros de la OMS se comprometieron a trabajar para alcanzar la meta mundial de reducir las tasas nacionales de suicidios en el 10% para este 2020.

Pero nadie esperaba que este 2020 estuviera marcado por una pandemia global que ha cobrado miles de vidas dejando a su paso millones de infectados.

La mayoría de los Estados Miembros de la OMS no cuentan con políticas públicas encaminadas a la prevención del suicidio.

El máximo representante de la Organización de Naciones Unidas (ONU), António Guterres, destacó que los padecimientos psicológicos como la depresión y la ansiedad "constituyen algunas de las mayores causas de sufrimiento en nuestro mundo".

Señaló que la depresión afecta a 264 millones de personas en todo el mundo, que cerca de la mitad de todas las afecciones de salud mental comienzan a manifestarse a los 14 años y que el suicidio es la segunda causa de muerte en los jóvenes de 15 a 29 años.

Varios factores

La psicóloga María Verónica Moreira, del Instituto de Neurociencias, menciona que hay varios factores de riesgo, es decir es multifactorial. “Tiene que ver con factores psicológicos, sociales, biológicos”.

La profesional refirió que la persona que quiere cometer un acto suicida presenta cambios en su estado de ánimo, tiene períodos de calma, de agitación, pierde el interés en las actividades, así como puede haber o no presencia de autolesiones.

Esa persona se autocalifica como que no sirve para nada, que la vida no vale la pena y si está en un tratamiento médico lo abandona.
“No es un acto impulsivo, no se da sin una premeditación, sino que la persona para intentar quitarse la vida ya tuvo esos pensamientos, los ha planificado, ha pensado en cómo, cuándo y dónde hacerlo, y luego lo lleva a la acción; es un período planificado”, manifiesta.

Asimismo, dice que la persona suicida tiene rasgos de ambivalencia, impulsividad y rigidez, “es decir que ve como única opción esa decisión”.

Moreira resalta que luego de 72 horas, esa misma persona que pensaba en quitarse la vida puede desistir de hacerlo. “Lo importante es que pueda hablar, manifestarse, porque el problema cuando no puede comunicarse es que hay un estigma muy grande”.

La psicóloga aconseja una orientación profesional o un proceso psicoterapéutico porque detrás de un comportamiento suicida hay una sensación de desesperanza, y eso es el resultado de muchas vivencias muy fuertes durante su infancia, adolescencia, “hay un cúmulo de emociones que están de por medio; el suicidio no es una decisión que se toma en ese momento”.

Para el psicólogo clínico Samuel Merlano, todo suicida generalmente está en depresión y, a veces, los familiares no logran detectarlo a tiempo.

“Hay suicidas que dejan notas y otros no; unos avisan y otros no; la mayoría de personas se confía de que aquel ser que está depresivo como está trabajando o dentro de un hogar, está deprimido pero está bien. La depresión es lo primero que hay que identificar para ayudar inmediatamente a la persona, porque un depresivo que se mantenga por años en ese estado de ley va a tener esos pensamientos”.

Merlano señala que hay padres de familia que no prestan atención a ciertas señales. La persona que está con depresión -explica- está aislada, se encierra en su cuarto, no conversa, no quiere participar en nada.

¿Cómo afrontar un suicidio?

La familia que ha perdido a un integrante a causa del suicidio, según el psicólogo clínico, debe entrar en un proceso de psicoterapia familiar, porque “muchos se van a sentir llenos de culpa, se van a echar la culpa unos a otros y se va a crear un caos familiar”.

Añade que así como hay la muerte natural de un ser querido y se vive el duelo, en el caso de un suicidio la familia necesita acompañamiento psicoterapéutico para que ninguno caiga en estado depresivo y de culpabilidad.

El chantaje

Pero hay otros factores. El psicoterapeuta Jacques Delphi estima que una circunstancia muy marcada es que hay personas que chantajean emocionalmente con el suicidio para manipular, es decir hay una manipulación psicológica.

En estos casos el individuo requiere de una atención suprema, necesita compañía, los familiares tienen que hacerle sostenimiento. “La clave es el sostenimiento, es decir la compañía puntual y comenzar a recordarle a la persona las cosas bonitas que ha tenido en la vida y que los fracasos son parte del éxito”.

Como causas del suicidio, Delphi señala, en un elevado número, las rupturas amorosas, fracasos económicos o laborales.

“En ese orden, a las personas hay que recordarles que el fracaso es el camino hacia el éxito, que el 99% de personas exitosas han tenido fracasos y que este es parte de la vida y del aprendizaje”, sostiene.

Enfatiza que a esa persona que está depresiva y que puede estar incubando pensamientos suicidas hay que recordarle que “somos seres únicos e irrepetibles en la vida y en el planeta. Hacia allá tiene que ir el mensaje y si la persona es religiosa, basarse en lo religioso, y ayudarla con terapias de relajación, de meditación y buscar ayuda profesional".

El psicoterapeuta coincide con Merlano y Moreira en que hay personas que avisan que se van a quitar la vida y otras no lo hacen.

“La persona que se suicida y no avisa por lo regular ya lo ha pensado; son seres depresivos que tienen problemas de alcoholismo, drogadicción”, resalta.

El suicidio -expresa- figura entre las 20 causas de defunción más importante de todas las edades a nivel mundial. “Cada año se suicida casi un millón de personas, según la OMS”.

A estas personas -añade- hay que restringirles las sustancias tóxicas, las armas de fuego y cualquier objeto con el que se puedan hacer daño. (I)

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