Hoy como todos los 25 de noviembre se recuerda un día más de la lucha contra la violencia hacia las mujeres. Este año el mundo se pinta de naranja y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha sido enfática: la meta es prevenir y eliminar el abuso, ya sea físico, psicológico o sexual, hacia las niñas.

Solo con esta prevención será posible evitar a futuro el maltrato y conductas machistas hacia ellas, cuando sean adultas. Al momento, según la Unicef, 7 de cada 10 niñas que han sufrido violencia no la denuncian ni piden ayuda. Y lo más preocupante es que muchas la asumen como normal.

En el mundo, el 35% de las mujeres y las niñas sufre alguna forma de violencia física o sexual, mientras que en algunos países la cifra es de 70%. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), seis de cada 10 mujeres han sufrido violencia de género en Ecuador. Reportes de la Fiscalía señalan que el 98% de las agresiones sexuales se produce en el entorno familiar, es decir, de personas que se encuentran cerca de las víctimas.

También existen aproximadamente 10 delitos sexuales contra niños, niñas y adolescentes.  La coordinadora del Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de la Mujer (Cepam), Marjourie López, manifiesta que esta problemática debe ser expuesta en el debate público, porque de lo contrario seguirá ocultándose bajo los prejuicios de las familias.  

“Son concepciones y patrones culturales que se deben cambiar y advertir tanto a los hombres como a las mujeres que estén al tanto que no estamos en una sociedad que está solapando”, expresa.

Mientras que la gerenta general de la Oficina Guayas de Plan Internacional, Vivianne Almeida, menciona que en el caso de las niñas se ha logrado visibilizar el problema a través de cuatro barreras que son expuestas como formas de violencia.

Se trata de la deserción escolar, la violencia de género, el embarazo adolescente y el trabajo infantil doméstico.

De acuerdo a Almeida, las dos primeras problemáticas mencionadas son las que más afectan el futuro de las niñas. La deserción escolar genera problemas en la vida adulta de la mujer porque no logra conseguir un empleo, mientras que el embarazo adolescente le genera una serie de retrasos en su evolución, con afectaciones emocionales, psicológicas, incluso de salud.

En un ejercicio realizado por Plan Internacional que fomenta el desarrollo de las niñas, niños y adolescentes, recogieron 1.200 cartas en el país para evidenciar la realidad que viven las menores con respecto a los problemas que enfrentan.

De allí se determinó que el 42% tiene temor de ser retirada del sistema educativo por situaciones económicas o familiares.

Según Almeida, aún no se valora a las mujeres desde pequeñas y si se tiene que escoger, se prefiere al niño para que estudie. “Mejor es invertir en un varón porque mantendrá la casa y proporcionará recursos, es lo que piensan algunas familias”, expresa Almeida.

De las cartas de niñas también se pudo conocer que el 78% trabaja  en su hogar y asume tareas hasta tardes en la noche, como desgranar alverjas, limpiar, cocinar, incluso cuidar a sus hermanos.

El 47% de las niñas denunció violencia que sufre en sus hogares, escuelas y espacios públicos. Además, el 94% de las adolescentes salió embarazada o conoció un caso cercano.

En el Cepam tratan casos de menores violadas desde los 12 años y algunas refieren casos de embarazo u otro tipo de situaciones y enfermedades.

La psicóloga Almeida sostiene que la violencia sexual es una de las máximas expresiones de la violencia y la seducción y la conquista, que son algunas de las estrategias que usan los agresores con las víctimas.

“Aún las concepciones patriarcales hacen pensar a los hombres que están por encima de las mujeres, incluso en los jóvenes. Los niños lo ven en sus familias y en su comunidad. También, en las escuelas se reproduce este tipo de conductas”.

El gerente de Desarrollo Comunitario de la Fundación Junto con los Niños (Juconi), Emilio Carrillo, indica que cuando ocurren casos de maltrato los procesos de intervención duran alrededor de 4 años y en el mejor de los casos 3 años, para que los menores puedan superar el episodio.

“La violencia no es algo que le ocurre a los menores, sino que forma parte de un contexto familiar y del sistema educativo, como conducta que está presente y afecta a la familia. Generalmente el niño es quien está en la posición de tener menos respuestas o de evadir la situación”, manifiesta Carrillo.

Añade que el maltrato puede ser generacional, porque una madre que ha sido golpeada, probablemente violente al niño, porque así fue criada.

Los expertos coinciden en que se deben fortalecer los programas de prevención en el hogar y en la escuela, apoyados con una política pública y con el compromiso de las autoridades. Hoy más allá del color naranja que se use, lo importante será la educación en la infancia tanto a varones y mujeres. (I)

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Conductas en redes sociales

“No existe justificación para la violencia”

En la actualidad, es común observar en las redes sociales, como Facebook, fotos de adolescentes que exhiben su cuerpo. Generalmente la imagen muestra una pose sensual, en la que la menor usa ropa ceñida, blusas cortas y shorts.

La admiración y la provocación sexual de parte de los hombres se reflejan en los comentarios en las redes sociales y es entonces en donde surge el debate, si en casos como los mencionados, son las mujeres que ‘invitan’ a una forma de violencia.

La psicóloga Marjourie López sostiene que la situación es compleja. Por un lado menciona que al ser niñas y adolescentes atraviesan un momento especial en su vida, en donde existe el despertar de la sexualidad. Sin embargo, añade, este tipo de publicaciones debe ser controlado.

Por otro lado, agrega, “no existe justificación alguna a la violencia”.

“Si nosotros decimos que las niñas provocan porque se visten con escote o con faldas cortas, de alguna manera estamos justificando la violencia sexual. Lo que el movimiento de mujeres y organizaciones, como el Cepam, manifestamos es que no hay ninguna razón para ejercerla”.

López recuerda que no se debe olvidar que si una niña o adolescente recurre a este recurso de exhibición, posiblemente viva en un contexto de violencia, porque la conducta y la actitud obedecen al espacio familiar y comunitario en el que se desenvuelve. (I)

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El país, entre los más igualitarios

Las ecuatorianas mejoran su acceso a la salud

En una calculadora electrónica, colgada en el portal de la BBCMundo, los lectores pueden consultar ¿cuán equitativo es su país de origen? Al colocar la palabra Ecuador y mujer, el país se ubica en el puesto 33 entre las naciones más igualitarias con respecto al género.

Estos datos surgen del último informe del Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés) sobre las brechas de género en 145 países  de donde se tiene información.

El estudio revela que con respecto a la participación económica la brecha entre hombres y mujeres se ha cerrado el 59%, pero con pequeños progresos del 3% en los últimos 10 años.

Lo que más preocupa, según el WEF, es que los sueldos de las mujeres continúan alarmantemente más bajos que los de los hombres.

En efecto, si bien Ecuador está en el puesto 33 en el ranking general, en la categoría de participación económica ocupa el puesto 66, pues aún no se ha logrado paridad en los sueldos.

Con respecto al acceso a salud, el WEF indica que la brecha se ha cerrado el 96%, en comparación a datos de 2006.

En este campo Ecuador se ubica en los primeros lugares, gracias a los avances logrados para que más mujeres accedan a servicios de salud gratuitos. En la última década, los países en general tampoco han avanzado en cerrar la inequidad en los cargos políticos. Islandia por sexto año consecutivo es la mejor nación (primer puesto) para las mujeres. (I)