“Si la gente no conoce la naturaleza no la puede cuidar” (GALERÍA Y VIDEO)
Es una apasionada por la conservación y eso lo demuestra cuando habla de la naturaleza. Mónica González se convirtió en la primera ecuatoriana en recibir el premio Whitley Award, de la organización Whitley Fund For Nature (WFN), luego de presentar un proyecto de conservación del pájaro ‘paraguas’ que regenera y mantiene el bosque ligado a una fuerte propuesta de educación ambiental.
Los días para Mónica transcurren entre el trabajo de oficina para conseguir recursos que financien sus proyectos ambientales y su exposición en el campo, al que dedica al menos 18 días al mes.
Es la directora de la Fundación para la Conservación de los Andes Tropicales (FCAT). Y desde esa trinchera se ha convertido en una luchadora por la conservación.
¿Cómo nace la idea de potenciar un proyecto sobre el ave ‘paraguas’?
Empecé a trabajar en la reserva ecológica Mache Chindul (Esmeraldas) hace 9 años en un proyecto ambiental con 8 comunidades. Luego conocí a Jordan Karubian, es un científico que estaba interesado en investigar el pájaro paraguas y formamos desde ahí un equipo fuerte. Él en investigación y yo en educación ambiental sobre esta especie. Así nos involucramos en este maravilloso tema.
¿Cuál es la realidad de esta ave en el país, es una especie en peligro de extinción?
Lamentablemente está en peligro de extinción en la zona del Chocó, una de las más húmedas del mundo que viene desde Colombia hasta Ecuador. El Chocó forma parte de los 17 sitios en el mundo que son los más críticos para conservación. Trabajamos en esta zona con educación ambiental, desarrollo comunitario, investigación y conservación.
¿En qué consiste el proyecto que presentó y ganó un Oscar Verde?
El proyecto tiene 4 objetivos. Nosotros trabajamos con bosque primario donde habita el ave ‘paraguas’ en más o menos 3.500 hectáreas. Nos hemos dado cuenta que hay fragmentos de bosque donde se han detectado estos pájaros. Planteamos hacer un mapa de esos fragmentos y un inventario de estas aves y otras.
El segundo objetivo es trabajar en educación ambiental, dictar talleres a maestros, niños y adultos y promover una feria ambiental.
Como tercer punto capacitaremos a 30 jóvenes de la zona en ecoturismo. Estamos pensando en capacitarlos para que reciban en sus casas a los turistas. También se los apoyará con huertos orgánicos a pequeña escala para que saquen los productos a la venta a las zonas más cercanas, que son Quinindé o Santo Domingo.
Finalmente, se promoverá la conservación para que la gente conozca su fragmento y cómo puede manejarlo para mejorar las plantaciones, la mayoría de cacao y banano.
¿A cuántas personas beneficiarán con este proyecto?
Depende del objetivo. En el primero creemos que a unas 500 personas. En educación ambiental a 1.200 y en ecoturismo y conservación a unas 200.
¿Cuándo se cristalizará este proyecto?
Este año. En este momento ya trabajamos, hemos buscado algo de financiamiento para empezar a hacer algunas actividades con el proyecto. Oficialmente empezaremos en un mes y en 6 meses presento mi primer informe. Se extenderá hasta junio de 2015.
El premio fue de $ 59 mil, ¿lo invertirá en el proyecto?
Este valor es el presupuesto del proyecto, no es para la fundación, ni para mí, solo para el proyecto.
¿Qué significa este premio para usted?
Es una oportunidad enorme. Estuve muy feliz porque nunca pensé en un premio personal, siempre quise que se reconozca el trabajo de tanta gente de la fundación y de la comunidad.
¿Hace falta educación ambiental?
Es importante que la gente conozca, si la gente no conoce la naturaleza no la puede cuidar. Las campañas de educación ambiental las necesitamos a todo nivel.
