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Entrevista / nadine gasman/ representante de onu mujeres en brasil
"Se debe hablar de igualdad desde la casa"
La violación masiva de 30 hombres contra una adolescente brasileña movilizó a la sociedad que repudió esos actos que no son casuales. Según el Instituto de Seguridad Pública de Río de Janeiro, en esta ciudad se producen al menos 13 estupros por día. Al respecto, diario EL TELÉGRAFO conversó con Nadine Gasman, representante de ONU Mujeres en Brasil, quien estuvo de paso por Ecuador.
¿La violencia de género aumentó?
Para hablar de datos de la violencia deberíamos tener series más largas de tiempo, y no las tenemos en Brasil. Lo que sí aumentó es la conciencia pública sobre la violencia, así como el número de mujeres que denuncian. En Brasil, por ejemplo, tenemos la Ley María da Penha, que sirve para abordar la violencia doméstica y con la que se ha mejorado. El 98% de brasileños conoce la ley y eso es una transformación enorme porque quiere decir que entienden que la violencia doméstica es un crimen.
¿Por qué se dan casos como el de la joven violada por 30 hombres?
Lo que sucede con esta chica es un caso bárbaro de crueldad, pero lastimosamente no es un caso único de violaciones colectivas. Ese mismo día, en otro estado, una chica fue violada por 4 jóvenes. El evento fue puesto en internet y algunos de los involucrados se jactaron de lo que habían hecho, pero en menos de 1 hora la Procuraduría recibió 800 quejas. Lo que estás viendo es una sociedad que dice que esto no es algo que quiere que suceda y esos números nos preocupan; pero la respuesta social da una esperanza porque Brasil se ha movilizado para decir basta con la cultura de las violaciones.
¿Han sido efectivas las leyes?
Algo que existe en América Latina son leyes que castigan la violencia, pero el gran desafío es la implementación con un abordaje integral desde la prevención hasta que los operadores de salud y justicia tengan una perspectiva de género, entiendan el crimen y no revictimicen a las mujeres; y esto que parece algo secundario es algo que sirve para que las mujeres vayan y activen los servicios. El gran desafío en lo que trabajamos es tener instituciones públicas que den respuesta e implementen esas leyes, y para ello se requiere inversión en personal calificado.
¿Hay más denuncia de mujeres?
Existe un número mayor de denuncias, pero también hay un tema de desconfianza porque quien denuncia no sabe qué va a pasar. Si no hay las medidas de protección a la mujer, el momento de mayor riesgo para ella es cuando denuncia porque hay una cuestión cultural aún naturalizada. A muchas les da vergüenza y se sienten culpables porque el sistema las hace sentirse así. En la medida en que mejoremos la forma de atender y brindar un servicio más integral y en un solo lugar, las mujeres se van a animar más a denunciar.
¿Qué otras acciones se piensan para evitar la violencia de género?
El gran tema es incorporar una perspectiva de género en la educación, hablar sobre la igualdad desde la casa, en la escuela, en los medios de comunicación y una transformación personal de ambos. Hacer una reflexión personal de qué tipo de hombre soy, cómo puedo promover la igualdad desde las políticas públicas hasta la familia. Si logramos cambiar la mentalidad, la vida de las mujeres va a mejorar significativamente, pero también la vida de ellos porque el machismo o el patriarcado son pésimos para las mujeres, pero tampoco es muy bueno para ellos.
¿El círculo cercano se convierte en el lugar de primera violencia?
De lo que sabemos es que, a nivel mundial, 1 de cada 3 mujeres va a sufrir algún tipo de violencia; y que la mayoría de esa violencia será doméstica e intrafamiliar. Pero hay otras formas, como el acoso en el trabajo y las violaciones dentro y fuera del matrimonio.
¿Y esa violencia se reproduce?
Una de las cosas más importantes que sabemos es que los infantes que son testigos de violencia tienen más probabilidad de ser violentos, en caso de ser hombres, y de ser víctimas, en caso de mujeres.
Tenemos que hablar sobre las familias, el respeto a los derechos de niños y niñas dentro del ámbito familiar porque en la psicología latinoamericana pensamos en esas familias protectoras, pero en la realidad reproducen violencia. (I)