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El Telégrafo
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Por cada 20 camas debe haber un nutricionista

Vladimir Maffare, presidente de la Asociación Nacional de Nutricionistas de Ecuador.
Vladimir Maffare, presidente de la Asociación Nacional de Nutricionistas de Ecuador.
Foto: Lylibeth Coloma / El Telégrafo
11 de agosto de 2018 - 00:00 - Redacción Sociedad

¿Cuáles son los ejes de la Asociación Nacional de Nutricionistas de Ecuador (ANNE)?
El primero es visibilizar el trabajo de los nutricionistas.

Que respeten el espacio y nos brinden la oportunidad en los equipos multidisciplinarios. A eso apuntamos como gremio.
Faltan normativas.

¿Cuántos profesionales tiene Ecuador?

Hay 8.000 licenciados en Nutrición y 5.000 más están por graduarse. Se forman en 14 universidades, entre públicas y privadas.
Pero no estamos ubicados en el ente rector de salud, que debería ser nuestra primera casa. Aunque también podríamos trabajar en el IESS, en el Ministerio de Inclusión Económica Social, en el Ministerio de Deporte. Tenemos un campo de acción amplio. En los equipos que hacen el seguimiento nominal no está necesariamente el nutricionista y en la estrategia gubernamental Médico del Barrio tampoco nos incluyen.

¿Por qué es importante que exista una mejor distribución de los profesionales de salud?

La nutrición es fundamental en todos los ciclos de vida.
Tenemos una población mal nutrida porque hay déficit y excesos. Al incluirnos se cumple con las normas internacionales establecidas dentro de los equipos de salud. Podremos trabajar en prevención, que la población sepa qué consumir para prevenir enfermedades. En el caso de enfermos ayudaremos en la recuperación.

¿Las recomendaciones internacionales se cumplen?

No tenemos el número que indican las normas internacionales en hospitales y en el primer nivel. El número de vacantes en los nosocomios es insuficiente. Alrededor de 300 hay en el Ministerio de Salud, entre hospitales, distritos y zonas. En el primer nivel no están considerados los nutricionistas. Se necesitan 2.782. En un hospital debe existir un nutricionista por cada 20 camas. Vemos que hay dos profesionales para 200 camas y además debe hacer la parte de consulta externa y producción de alimentos. No se dan abasto y, lo que es peor, no está establecida una norma para que un hospital con 40 camas tenga un nutricionista. Esa norma internacional es de la OMS.

¿Hay acercamientos con el Ministerio de Salud Pública?

Desde marzo de 2018 participamos en mesas técnicas para plantear soluciones y también hemos conversado directamente con la ministra de Salud, Verónica Espinosa, quien planteó que continuará estas reuniones, sin embargo hace tres meses no se realizan.

¿Cuál es el planteamiento?

Queremos detener el problema de sobrepeso en el país, la diabetes. Dejemos de gastar en tantas medicinas y tengamos un verdadero equipo de prevención, incluyendo al nutricionista. Solo así podremos ver resultados a corto y mediano plazo. Hemos planteado que vuelva a funcionar la Dirección de Nutrición, que desapareció hace 4 años. Actualmente hay una gerencia de nutrición, pero que no es liderada por un nutricionista. Dijeron que no hay presupuesto.

¿Cuáles fueron los resultados de las mesas de trabajo?

Uno de los logros es incluir en los establecimientos de salud pública el consultorio de nutrición. La Ministra dispuso la modificación del acuerdo 5212 en el que se establecen las tipologías de establecimientos de salud.

Antes existía el Centro de Reducción de Peso y era la única forma de obtener un permiso de funcionamiento, lo que limitaba nuestras competencias. O había que aliarse con otro médico para que sacara el permiso. A nivel público había espacios pero no consultorios.

Ahora está en proceso la legalización y el registro para que en septiembre y octubre se inicien los trámites. Hemos dado servicio a domicilio para evitar las multas.

¿Qué otras problemáticas enfrentan?

Hay médicos que quieren abarcar todo, incluso la nutrición. En 2002 las universidades abrieron una maestría en nutrición clínica y las hicieron abiertas. Estas fueron seguidas por médicos, psicólogos, enfermeras.
Esto nos ha generado problemas porque ellos se autodenominan nutriólogos.

La maestría no les faculta para brindar atención, sino que está orientada a la docencia y la investigación. Esto repercute en los paciente que no son bien orientados.

Las remuneraciones no son acordes a la formación y experiencia. Ganamos entre $ 900 y $ 1.600. La remuneración es mejor para los docentes de universidades.

¿Qué hace falta para implementar mejorar  la nutrición?

Hace poco se lanzó el Plan Intersectorial de Alimentación y Nutrición Ecuador 2018-2025 (Piane), que tiene entre sus objetivos disminuir el sobrepeso, la obesidad y 10 puntos el retardo en el crecimiento, que no se logró en 30 años. No tenemos dentro del equipo a las personas que deberían liderar y ejecutarlo. ¿Cómo lo van hacer es lo que nos preguntamos?

Necesitamos que desde la escuela se implemente una materia para que los chicos aprendan a tomar buenas decisiones al consumir un alimento. Desde inicial podemos tener a niños que mejoren sus hábitos.

¿Funciona el semáforo  en los productos?

Hay que mantener el etiquetado, pero debe ser afinado porque en la actualidad solo se mencionan cantidades. Falta profundizar la estrategia con educación, con campañas. Planteamos que se modifique el artículo 337 y 338 del Código Orgánico de Salud. Al nutricionista hay que incluirlo en la planta docente. Necesitamos que haya uno por escuela.

Pedimos que se modifiquen en el Código de Salud los artículos 339 y 340 que tratan sobre alimentos de regímenes especiales relacionados con suplementos. (I)

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